LOS ÁNGELES, CAL
Ninguna derrota, ninguna lesión del rosario de dolencias que persiguen al equipo este año, ninguna diferencia entre compañeros. Nada es comparable al silencio que reinó en el vestuario de Los Angeles Lakers tras la lesión en el tendón de Aquiles de Kobe Bryant.
Darius Morris movía el rostro de un lado a otro presenciando la dramática intervención de su compañero ante los medios, a Dwight Howard se le acabó de borrar esa sonrisa que ya iba desapareciendo paulatinamente durante la campaña y a Pau Gasol se le quebró la voz pero no las ideas cuando habló de la posibilidad de que la acumulación de minutos haya provocado la lesión de Kobe.
“Estoy seguro de que no ha ayudado a protegerle de esta lesión, eso es más que probable. Pero bueno, lo pasado pasado está espero que se pueda aprender de este tipo de accidentes. Yo no quiero darle muchas vueltas porque es algo que me enfada”, señaló el español, que relató cómo vio a Kobe tras el partido.
“Estaba bastante abatido. No lo he visto nunca así”, confesó el jugador más veterano junto a Bryant. “Nunca he tenido que pasar por una situación como esta pero es algo muy difícil. He tenido lesiones que me han apartado un mes y medio como mucho, pero ninguna como esta. Es una lesión grave y dura. Para un jugador como él, que su dedicación es máxima y su deseo de competir y ganar es máximo, es un golpe durísimo”, afirmó Gasol, quien reconoció no haber oído el crujido que sintió Kobe, aunque sí se dejó llevar por su rostro de preocupación.