Vencen Rayados a los Tiburones

MONTERREY, NL
Anotación de Pabón para Monterrey que es abucheado en casa
Con lo mínimo, apenas un gol de Pabón a los 25 segundos de haber iniciado el encuentro, fue suficiente para que Rayados se impusiera a Veracruz y lograra su primer triunfo del torneo, pero sin encontrar todavía su mejor desempeño en el terreno de juego, lo cual fue reprobado por los seguidores albiazules con un fuerte abucheo al final del encuentro.
El marcador se abrió muy pronto en el partido, cuando la tribuna todavía se encontraba semi vacía, pues mucha gente todavía no llegaba a la casa albiazul y al parecer Veracruz tampoco. Funes Mori filtró un balón para Dorlan Pabón, quien enfiló al área y sacó un cañonazo para que la pelota ingresara a la portería a los 25 segundos del partido.
Gol de vestidor que ya tenía al Monterrey arriba 1-0 y parecía que los albiazules comenzarían otro festín de goles frente a unos Tiburones Rojos que han sido severamente castigados en las últimas dos décadas en la Sultana del Norte.
Comenzó el asedio sobre la portería defendida por Pedro Gallese, pero los disparos y remates de Pabón y Funes Mori no encontraron su objetivo, mientras que los visitantes dieron un aviso con un disparo del Keko Villalva de media distancia que pasó muy cerca del arco regiomontano.
El Mellizo falló un gol que ya era cantado por la tribuna al 32’, cuando robó una pelota en tres cuartos de cancha, se fue solo contra el portero y su definición fue horrible para mandar la pelota por un costado, ganándose los abucheos de la afición.
Carlos Sánchez reventó el poste derecho de Gallese al 37’ y vino la expulsión rigorista para José Basanta por un supuesto codazo sobre Adrián Luna y al 39’ la Pandilla se quedó con diez jugadores y el partido se complicó para el Turco y sus pupilos.
Para el complemento el Monterrey intentó buscar pronto ampliar la ventaja, pero al 48’ Dorlan Pabón se internó en el área para intentar sacar un disparo cruzado que el arquero Gallese atajó de buena manera para evitar el gol.
La falta de intensidad y los constantes errores comenzaron a desesperar a la tribuna, que comenzó a exigir más entrega y aplicación con chiflidos y gritos, sin que hubiera reacción en el terreno de juego de parte de su equipo, que no podía superar a un rival que lucía inferior en el papel.