Esta semana, sin embargo, una de esas batallas llegó a un punto crítico.
El epicentro: la propuesta de la Liga Unify, un nuevo torneo presentado por la gestora deportiva A22, con sede en Madrid. Este proyecto, concebido como un rival de peso para la Champions League, ha desatado un intenso debate entre clubes, ligas y federaciones. A22 asegura haber mantenido conversaciones con “clubes, ligas y otras partes interesadas”, pero la realidad es bien distinta según la información recabada.
“El modelo de competición de A22, que no fue solicitado y carece de fundamento, aumentaría el número de partidos internacionales en un calendario ya congestionado”, señala el comunicado de las Ligas Europeas, una organización que representa a 39 ligas y asociaciones del continente. Este comunicado, contundente y directo, rechaza la propuesta de la Liga Unify de plano.
Las Ligas Europeas fueron tajantes al declarar que no hubo ninguna consulta previa con su organización. Su comunicado subraya el compromiso con el sistema actual de clasificación para las competiciones UEFA: Champions League, Europa League y Conference League. Este sistema, basado en el rendimiento en las ligas domésticas, es considerado fundamental para el equilibrio y la salud del fútbol europeo.
El proyecto de A22, que incluye un torneo femenino y un sistema de ascenso y descenso para 96 clubes con “clasificación basada en el rendimiento anual en ligas domésticas”, se presenta como una alternativa radical al statu quo. Sin embargo, la memoria del fallido intento de Superliga Europea en 2021, con sus 15 clubes protegidos del descenso, sigue fresca en la mente de muchos.
El rechazo de las Ligas Europeas, un actor clave en el panorama futbolístico, deja entrever la complejidad y la resistencia que se enfrenta a cualquier proyecto que pretenda alterar el delicado equilibrio del fútbol europeo actual. El futuro de la Liga Unify, por ahora, permanece incierto.