Un proyecto multimillonario amenaza con cambiar el rostro de un vecindario histórico.
El centro de la controversia: la aprobación, por 12 votos a 5, de la construcción de un nuevo estadio para los 76ers de Filadelfia, con un costo estimado de 1.300 millones de dólares. Esta decisión, tomada por el consejo municipal, ha desatado la indignación de residentes de Chinatown y activistas locales, quienes se oponen férreamente a la iniciativa.
La alcaldesa Cherelle Parker defiende el proyecto como un “proyecto de desarrollo económico histórico y transformador”, esperando revitalizar la zona comercial de Market East, actualmente decadente. Se espera que el 76 Place, con capacidad para 18.500 espectadores, abra sus puertas en 2031. Sin embargo, los detractores no se dan por vencidos.
Harris Blitzer Sports & Entertainment, dueño del equipo, presionó fuertemente por la aprobación antes de fin de año para cumplir con su ambicioso cronograma. Se comprometieron a no solicitar fondos municipales para la construcción, aunque explorarán opciones de financiamiento estatal y federal. En compensación por el uso del suelo, contribuirán con aproximadamente 6 millones de dólares anuales en pagos al municipio, en lugar de impuestos sobre la propiedad.
Las protestas se hicieron sentir con fuerza durante la votación. Manifestaciones y bloqueos retrasaron el inicio de la sesión. Mohan Seshadri, miembro de la Coalición No Arena, acusó a la alcaldesa y al consejo de “plegarse al cronograma artificial de los multimillonarios”, expresando la preocupación generalizada por la gentrificación y el aumento de los alquileres en la zona.
El temor a la congestión vial durante los días de juego, sumado al potencial impacto negativo de una estructura que podría quedar inactiva la mayor parte del tiempo, alimenta la resistencia. Chinatown, un barrio con una rica historia, ha luchado durante décadas contra proyectos de desarrollo que amenazaban su esencia, desde casinos hasta una prisión y una autopista que dividió físicamente el vecindario en 1991. Esta nueva batalla, por lo tanto, es solo el último capítulo en una larga lucha por la preservación de la identidad cultural y la planificación urbana responsable en Filadelfia. El consejo, por su parte, aprobó 11 proyectos de ley relacionados con cambios de zonificación, transferencia de terrenos y seguridad pública para allanar el camino para el nuevo estadio.