Pero esta vez, algo diferente se estaba gestando. Un partido que comenzó tarde en la noche y se extendió hasta casi el amanecer.
El protagonista de esta historia, Learner Tien, un joven californiano de apenas 19 años, se enfrentaba a un titán del tenis: Daniil Medvedev, quinto preclasificado y subcampeón en Melbourne Park en tres de los últimos cuatro años. La diferencia de experiencia era abismal. Tien, con un ranking 121 y un récord de 0-3 en Grand Slams, parecía un David enfrentando a un Goliat.
La batalla duró 4 horas y 49 minutos, un maratón tenístico que incluyó, increíblemente, un “parón por lluvia de seis minutos a las 2:30 AM”, con Tien sacando 5-5 en el quinto set. Un detalle que ejemplifica la intensidad y lo impredecible del encuentro.
Medvedev, tras un servicio para la victoria, vio cómo Tien lo empataba y forzaba un desempate a 10 puntos. La victoria para Tien llegó poco antes de las 3 AM, dos horas después de fallar su primer "punto de partido".
“Siempre entro a la cancha creyendo que hay una oportunidad de ganar,” declaró Tien en conferencia de prensa, luciendo una caja de pizza de pepperoni. Una imagen que resume el espíritu despreocupado y la confianza del joven tenista.
El partido estuvo repleto de momentos dramáticos. Medvedev, mostrando signos de frustración, cometió algunos excesos: "golpeó una cámara con su raqueta, arrojó su raqueta, golpeó una pelota contra la pared". La presión del juego, sumada a la extenuante duración del partido, jugaron en su contra.
La estrategia de Tien fue brillante: "en los primeros dos sets ganó 32 de los 51 puntos que duraron nueve o más golpes", demostrando una resistencia física y mental notable. Su juego, sin miedo a los largos intercambios, desestabilizó a Medvedev.
Más allá del triunfo individual, la victoria de Tien tiene un significado histórico: se convierte en el estadounidense más joven en alcanzar la tercera ronda del Abierto de Australia desde Pete Sampras en 1990. Un logro que lo coloca en la historia del tenis. Además, su triunfo se suma al de otros dos adolescentes, João Fonseca y Martín Landaluce, marcando un hecho inédito en un Grand Slam desde Wimbledon 2017.
La hazaña de Tien, fue una muestra de talento, resiliencia y una pizca de suerte, confirmando que en el tenis, como en la vida, las sorpresas siempre son posibles.