Una serie se definió con contundencia, mientras que la otra se estiró hasta el límite, dejando a sus seguidores con el corazón en la garganta.
En Venezuela, la historia se escribió con la tinta imborrable del triunfo. Los Cardenales de Lara, luego de una remontada épica tras perder los dos primeros encuentros, demostraron su temple de campeón. Su victoria sobre los Bravos de Margarita no fue solo un triunfo, sino una declaración de intenciones. Un contundente 9-0 selló su séptima corona, la primera desde 2009. “Una victoria que quedará para la historia”, se escuchó entre los aficionados.
Adrián Almeida, con una magistral actuación de cinco entradas y un tercio sin carreras permitidas, fue el artífice principal del triunfo en la lomita. Por el lado contrario, Jesús Vargas cargó con el descalabro, castigado con siete carreras en apenas una entrada y un tercio. El ataque de los Cardenales fue demoledor, liderado por las destacadas actuaciones de Rangel Ravelo (4-2, jonrón, 3 carreras producidas) y Eduardo García (3-1, cuadrangular, 3 remolcadas).
Mientras tanto, en la Liga Dominicana de Béisbol, la tensión llegó a su punto máximo. Los Tigres del Licey, en un partido que parecía perdido, lograron una remontada espectacular gracias a un jonrón de dos carreras de Gustavo Núñez en la parte alta de la novena entrada. Esto forzó entradas extras, extendiendo la serie al máximo de siete juegos.
La definición llegó en la entrada 13. Los Tigres, con Harold Ramírez (sencillo remolcador de dos carreras) y Sergio Alcántara (imparable productor de una carrera), fabricaron un ataque decisivo para derrotar 7-4 a los Leones del Escogido, dirigidos por la leyenda Albert Pujols. Los Leones, buscando su primer título desde 2020, tendrán una última oportunidad este lunes para evitar que los Tigres se consagren campeones por tercera temporada consecutiva.
Dos finales, dos resultados distintos, pero una misma pasión: el béisbol. El drama, la emoción y la incertidumbre, elementos que hacen de este deporte un espectáculo único.