Los murmullos de los presentes se entremezclaban con el tic-tac constante del reloj, marcando el paso inexorable del tiempo.
En el centro de la controversia, Luis Rubiales, ex presidente de la Real Federación Española de Fútbol, mantenía su versión de los hechos, insistiendo ante el juez en que el beso a Jenni Hermoso durante la celebración del Mundial Femenino fue consentido. Según su testimonio, “Le pregunté si le podía dar un besito y me dijo: ‘Vale’”. Una afirmación que contrasta radicalmente con la declaración de Hermoso, quien insiste en que no hubo consentimiento alguno.
La defensa de Rubiales se basó en la reproducción de videos y audios. Se mostraron imágenes de Hermoso celebrando efusivamente, seguida de una entrevista donde, según la defensa, "El beso, ni yo me lo esperaba. A mí no me importa, yo soy campeona del mundo y es lo que me voy a llevar de esta noche”, dijo Hermoso en una grabación. Sin embargo, el contexto de estas declaraciones es un punto crucial de debate.
La estrategia de la defensa también incluyó el intento de desacreditar el testimonio del hermano de Jenni Hermoso, quien alegó presiones por parte del seleccionador Jorge Vilda para minimizar el incidente. Ironías del destino, se presentaron grabaciones del propio hermano matizando la gravedad del beso, afirmando que "minimizó el beso en ese momento para asegurarse de que el foco estuviera en las celebraciones".
Más allá de las versiones encontradas, el caso ha desatado un debate profundo sobre el sexismo en el deporte y la importancia del consentimiento. La fiscalía solicita penas de prisión para Rubiales y otros tres acusados: Vilda, Albert Luque (ex director deportivo del equipo nacional masculino) y Rubén Rivera (ex jefe de marketing), todos acusados de coacción. La solicitud incluye una condena de dos años y medio de prisión para Rubiales, una multa de 50.000 euros y la prohibición de trabajar como funcionario deportivo.
El juicio continúa, con la expectativa puesta en el testimonio de los tres acusados restantes. La decisión final recaerá en la justicia, pero el impacto de este caso en la sociedad española y en el mundo del fútbol ya es innegable. La narrativa sigue en evolución, con cada testimonio aportando nuevos matices a una historia que ha trascendido las fronteras del campo de juego.