Dodgers en la Casa Blanca: Política y béisbol se mezclan

El foco principal recaía en los Dodgers de Los Ángeles, los flamantes campeones de la Serie Mundial, encabezados por figuras como Shohei Ohtani y Mookie Betts. Sin embargo, la narrativa trasciende el terreno de juego, tejiendo una intrincada trama que involucra a la administración Trump y decisiones con peso político.
Donald Trump, en un gesto que muchos calificaron de protocolario, recibió al equipo. El evento, celebrado un lunes convulso para la bolsa de valores estadounidense, se vio marcado por la ausencia de algunos senadores demócratas, una decisión que el exmandatario justificó con una simple frase: "simplemente no me gustan particularmente, así que no los presentaré". Esta declaración, aparentemente intrascendente, añade una capa de complejidad a la situación.
Trump, en su alocución, elogió individualmente a varios jugadores. Destacó a Ohtani por su excepcional temporada, logrando la hazaña de 50 jonrones y 50 bases robadas, convirtiéndose en el "primer jugador de béisbol con esta marca". También mencionó a Yoshi Yamamoto y Tommy Edman, reconociendo sus contribuciones al triunfo. La mención de Betts, sin embargo, estuvo matizada con una sutil crítica velada a los Medias Rojas de Boston por haberlo transferido a los Dodgers.
La presencia de Betts cobra especial relevancia. Su decisión de asistir, tras su ausencia en la celebración de 2018 con los Medias Rojas, generó debate. “Nadie más en este vestuario tiene que tomar una decisión como esta excepto yo”, declaró Betts, enfatizando la carga personal que implicaba su asistencia, alejada de cualquier connotación política. El manager, Dave Roberts, calificó la invitación como un “gran honor”, minimizando el aspecto político de la decisión.
Un detalle curioso: la ceremonia omitió cualquier mención a figuras legendarias de los Dodgers como Jackie Robinson, un hecho que adquiere mayor peso considerando la reciente restauración de una página web del Departamento de Defensa dedicada a su servicio militar, tras su inexplicable eliminación junto a contenido sobre otros héroes militares afroamericanos y asiático-americanos. Una coincidencia que despierta interrogantes.
El evento concluyó con un breve comentario de Clayton Kershaw, quien regaló a Trump una camiseta de los Dodgers, y la insinuación del ex presidente sobre una posible repetición del triunfo de los Dodgers en la Serie Mundial del próximo año. Un final que deja un sabor agridulce, entre el deporte y la política, dejando abierta la interpretación sobre la verdadera intención detrás de la celebración.