Stanisic del Bayern empuja a recogepelotas: UEFA investiga

...

Las emociones a flor de piel son parte inherente del fútbol, esas pasiones que nos hacen vibrar con cada jugada, con cada gol, con cada victoria o derrota. Pero a veces, esas emociones pueden desbordarse, llevando a acciones que, en retrospectiva, se lamentan profundamente

Autor

René Cardenas el 17/04/2025 12:22 PM.
En Deportes y editada el 17/04/2025 12:25 PM.

En el fragor del encuentro de vuelta de los cuartos de final de la Champions League, un partido que enfrentó al Bayern Munich contra el Inter de Milán, un incidente pasó casi desapercibido en medio de la intensidad del juego. Un encuentro que, a pesar de la derrota final del Bayern por 4-3 en el global, estuvo marcado por la tensión y la lucha hasta el último segundo.

El protagonista involuntario de esta escena fue Josip Stanisic, defensa del Bayern. Durante el tiempo añadido, con el Bayern buscando desesperadamente un gol que forzara la prórroga, se produjo un hecho que ha generado debate: Stanisic empujó a un recogepelotas que, aparentemente, retrasó el saque de banda del jugador alemán. El joven lanzaba la pelota lejos, al parecer, con la intención de ralentizar el juego.

Las declaraciones posteriores de Stanisic a medios alemanes, transmitidas por el sitio web deportivo RAN, aclaran su postura: “Cada equipo en el mundo intenta hacer correr un poco el reloj. Ellos lo hicieron un poco mejor que algunos otros”, admitió el jugador. “También fue quizás un poco tonto de mi parte y lamento haberlo empujado. En ese momento, simplemente estaba realmente molesto de que se estuvieran jugando estos pequeños juegos y lo encontré innecesario”.

El cuerpo técnico del Inter, testigo del incidente, lo comunicó inmediatamente al árbitro, aunque Stanisic no recibió sanción alguna en el campo. La UEFA, por su parte, aún no ha emitido una declaración oficial respecto a la posibilidad de tomar medidas disciplinarias contra el jugador bávaro. El incidente, aunque sin consecuencias inmediatas, pone de relieve la fina línea entre la pasión competitiva y la deportividad.

Queda pendiente la decisión de la UEFA, y la reflexión sobre cómo gestionar las emociones en el fragor de la competición, especialmente considerando que los recogepelotas son actores clave para el correcto desarrollo de los partidos, mereciendo siempre un trato respetuoso.