Jonrón de Carlson y victoria de Morton impulsan a Orioles

Se respiraba la rivalidad, la expectativa por el duelo entre lanzadores y la búsqueda de la victoria.
En este contexto, Dylan Carlson, con un pasado en el equipo contrario, se convirtió en el protagonista inesperado de la noche. Su conexión con los Orioles de Baltimore marcó un giro en la narrativa del encuentro. Su jonrón de tres carreras en la cuarta entrada, contra Erick Fedde (3-4), fue un golpe de efecto que silenció al público y catapultó a los Orioles a una ventaja decisiva de 5-0. Este batazo no sólo representó puntos importantes, sino un momento icónico en el partido.
Pero la historia no se quedó ahí. El desempeño de Charlie Morton (1-7), en su primera victoria con los Orioles, fue clave para el triunfo. El veterano lanzador, quien llegó a Baltimore en la temporada baja, demostró su valía. "Mantuvo el juego sin carreras hasta la quinta", una hazaña que demuestra su experiencia y control sobre el juego. A pesar de permitir un jonrón de dos carreras a Pedro Pagés en la quinta entrada, Morton finalizó con cuatro hits en seis sólidas entradas, dejando atrás sus seis derrotas previas. Su labor fue fundamental para la victoria de su equipo.
El bullpen de los Orioles también jugó un papel crucial. Seranthony Domínguez, Félix Bautista y Yennier Cano, un trío de relevistas dominicanos y cubano, respectivamente, se encargaron de retirar a los nueve bateadores que enfrentaron tras la salida de Morton, demostrando una eficiencia implacable. Bautista, en particular, aseguró el triunfo con su octavo salvamento en nueve oportunidades.
Mientras tanto, el equipo contrario, los Cardenales de San Luis, tuvo una actuación menos brillante. Fedde, el lanzador titular, recibió poca ayuda de su infield y su desempeño no alcanzó para contrarrestar la potencia ofensiva de los Orioles. Destacamos las estadísticas de algunos jugadores claves: Ramón Urías (4-1 para los Orioles), William Contreras (4-0 para los Cardenales) y Emmanuel Rivera (4-1 para los Orioles).
La victoria significó la primera racha de tres triunfos consecutivos para los Orioles de Baltimore en la temporada, un hito que refleja el cambio de dinámica del equipo y la consolidación de algunas figuras importantes.