MLS vs. MLSPA: Batalla por premios en Mundial de Clubes

La tensión se palpa en el aire, no solo por la emoción de la competencia, sino también por una negociación crucial que podría definir el futuro de las relaciones laborales en la Major League Soccer (MLS).
En el centro de la controversia se encuentran tres equipos estadounidenses: Seattle Sounders, LAFC e Inter Miami CF. Estos clubes, únicos representantes de la MLS entre los 32 participantes de la Copa Mundial de Clubes que inicia este sábado, se encuentran en una disputa con la liga respecto a la distribución de los jugosos premios en juego. Cada equipo recibirá 9.55 millones de dólares solo por participar, con la posibilidad de ganar mucho más según su desempeño.
La Asociación de Jugadores de la Major League Soccer (MLSPA) expresó su descontento con una propuesta de la liga, calificándola como “compensación por debajo del estándar”. Según el sindicato, la oferta inicial de la MLS no incluía bonos adicionales por la mera participación en el torneo, y, para añadirle leña al fuego, solicitaba concesiones ajenas al acuerdo de negociación colectiva vigente. El principal escollo radica en una cláusula contractual que limita la participación de los jugadores en los premios a un millón de dólares.
La MLSPA argumenta que los jugadores merecen una mayor proporción de las ganancias, considerando la importancia de este torneo y el esfuerzo implicado. Sin embargo, la MLS respondió a través de un comunicado el domingo, aclarando su postura. La liga afirma haber propuesto una estructura “mejorada”. Según esta propuesta, además del millón de dólares garantizado, el 20% de las ganancias en premios desde la fase de grupos en adelante se destinaría a los jugadores. Esto implica que si un equipo de la MLS se coronara campeón, sus jugadores podrían recibir más de 24 millones de dólares en bonos.
La MLS justifica su propuesta argumentando que los incentivos basados en el rendimiento son los más adecuados, dado el formato ampliado y el aumento en el fondo de premios del torneo. La discrepancia entre las dos partes persiste, dejando la incógnita de cómo se resolverá este conflicto antes del inicio de la competencia.