No es una jugadora actual, ni siquiera una estrella reciente, pero su legado está más vivo que nunca en cada rincón del torneo.
"La parte más importante es que estamos celebrando y reconociendo porque Althea logró mucho. Gran parte de ello no ha recibido el crédito que merece ni la atención y el elogio", confesó Venus Williams, una de las voces que narra el homenaje que el US Open le dedica a la pionera. Y es que, aunque una estatua en Flushing Meadows la recuerda desde 2019, este año el tributo es distinto: letreros, videos y hasta el logotipo oficial del torneo —una obra de arte con su perfil— llevan su firma.
Pero ¿quién fue realmente Althea Gibson? La historia es tan poderosa como desconocida:
- 1950: Logró entrar a los entonces llamados Nacionales de Estados Unidos tras una carta pública de Alice Marble, otra tenista blanca. Aun así, la relegaron a la cancha 14, lejos del centro.
- 1956-1958: Se convirtió en la primera tenista negra en ganar Roland Garros, Wimbledon y el US Open, pero el éxito no le trajo reconocimiento.
- Era preprofesional: Sin premios en dinero, terminó dejando el tenis para probar suerte en el golf, la música e incluso el cine.
"Creció en el sur durante la era Jim Crow. No puedo imaginarla compitiendo aquí, sin poder entrar por la puerta principal de los clubes, y aún así siendo campeona", reflexionó
Katrina Adams, exjugadora y ejecutiva. La discriminación fue solo el primer obstáculo.
Sally Jacobs, autora de su biografía, reveló cómo los organizadores cambiaban reglas para perjudicarla:
"Enviaban fotógrafos a su partido, algo prohibido para otros. Querían distraerla".
El homenaje actual busca corregir décadas de olvido. Marisa Grimes Galiber, directora de diversidad de la USTA, admitió que consultaron a la comunidad negra para diseñar las actividades. Entre ellas:
- Un almuerzo en su honor con tres cantantes negras interpretando el himno.
- La banda de Florida A&M, su alma máter, tocando en la ceremonia a universidades históricamente negras.
"Ella tituló su autobiografía 'Siempre quise ser alguien'", recordó
Michelle Curry, administradora de su patrimonio. Hoy, 75 años después de romper barreras,
Althea Gibson por fin lo es.
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