Singapur.
El ganador del Oscar y del Grammy narra a cómo es superar al éxito y llegar a ser un villano.
La vida de Jamie Foxx ha tenido varios giros dramáticos dignos de una buena película. El primero de ellos sucedió apenas a los siete meses de nacido, cuando tras el divorcio de sus padres, quedó en manos de sus abuelos, quienes se convertirían en sus mentores.
Es una persona agradecida, comprometida y feliz, aunque asegura que también la ha pasado duro, y que no todo es color de rosa en su vida, como le sucede a Max Dillon/Electro, su personaje en la cinta del arácnido.
“Es bueno ser el tipo malo. Al principio no sabes por qué Electro está enojado, pero cuando vean la película se darán cuenta que es un hombre solitario.
Él cree que El Hombre Araña es su amigo, pero cuando su mente se va, se conjugan muchos elementos y es difícil lidiar con este tipo de personas”, acepta.
El originario de Dallas, Terrell, ganador de un premio Grammy, agradeció formar parte de la nueva franquicia de El Hombre Araña, que bajo la dirección de Marck Webb ha tomado un segundo aire que promete impulsarla a los niveles de la saga previa, dirigida por el cineasta Sam Rami.
“Django me impulsó de manera internacional a cosas como El Hombre Araña, porque ahora me permite tener un éxito comercial como éste y también tener acceso a otro tipo de proyectos.
Me considero muy afortunado, ahora tengo otros siete años de vida”, agrega sonriente.
“¡Ser parte de Spider-Man es genial! En Hollywood decimos con frecuencia que las cintas están geniales porque tenemos que vender películas, aunque sean malísimas, pero en esta ocasión lo digo sinceramente.