CDMX
A 22 años de la partida de María Félix, la icónica actriz continúa capturando la imaginación y los corazones de las nuevas generaciones. Su legado trasciende las películas; es una historia de amor, misterio y una vida transitada con intensidad.
En esta ocasión, una revelación ha sacudido el mundo del espectáculo: un romance hasta ahora desconocido con el piloto colombiano Gonzalo Fajardo. Este descubrimiento aporta una nueva dimensión a la ya fascinante vida de La Doña, ofreciendo a los fans y al público en general una mirada más íntima a sus vivencias personales.
Se ha dado a conocer que La Doña tuvo un romance en 1955 con el piloto colombiano Gonzalo Fajardo con quien tuvo planes de boda.
Y fue la hija del piloto, de nombre Eugenia Fajardo, quien en entrevista para el programa de espectáculos “Ventaneando” reveló que la afamada actriz y su padre se conocieron en Barranquilla, Colombia, donde los presentaron y fueron comer, y desde ese momento iniciaron una relación a escondidas.
“Cuando podía, Maria Félix venía a Bogotá para verse, pero ellos tenían una semana al mes en la que se encontraban en Nueva York. Todas sus actividades, es decir, el rodaje de alguna película de María y los vuelos de mi papá, para poder coincidir esa semana”, dijo Eugenia Fajardo.
En esa época, María Félix tenía 41 años y el capitán 27, aun con la diferencia de edades, el romance fue tan intenso que pensaron en casarse.
Pero el papá de Gonzalo Fajardo dijo que le daba la bendición, pero que estaba en desacuerdo con esa relación, “en primera porque María era mayor que él y en segundo porque siempre iba a ser la sombra de ella”.
Sin revelar el porqué la pareja no llegó al altar, Eugenia Fajardo señaló que el romance duró 10 meses hasta el momento en que ellos decidieron que se iban a casar, pero esa boda no fue posible.
“Fue hasta la muerte de María Félix se supo todo, ya que por respeto a la actriz y a mi mamá, no quiso revelar nada de este romance”.
Luego de la muerte de ambos, los recuerdos quedaron en la familia Fajardo Echavarría, los cuales se preservan como un tesoro, pues tienen en su poder las cartas, telegramas, fotos y las dedicatorias que ambos se hacían.
La historia de María Félix y Gonzalo Fajardo añade una página más al fascinante libro de la vida de La Doña. Nos recuerda que detrás de la pantalla grande y los reflectores, existieron momentos de profunda humanidad, amor y decisión. Este romance, aunque breve, pinta a María como un símbolo de fortaleza y libertad, y como una mujer capaz de amar profundamente.
A medida que las generaciones futuras continúan descubriendo su trabajo y su vida, historias como estas enriquecen nuestro entendimiento de quién fue María Félix más allá de su personaje público. Un icono eterno, cuyo recuerdo sigue tan vivo como siempre, inspirando y cautivando a todos aquellos que se encuentran con su legado.