CDMX
El coleccionista de experiencias da título al libro con el que Arturo López Gavito debuta como escritor, pero más allá de tratarse de una especie de bitácora, en la que el mercadólogo y productor presume algunas de las anécdotas más petulantes que ha conseguido en el gremio con su estatus, él prefirió ofrecer algo mucho más valioso al enfocarse más que en las experiencias: en el aprendizaje, obsequiando a sus lectores una especie de libro de autoayuda, pero mucho más cool con todo y una playlist para disfrutarlo.
“El camino fácil era decir ‘justo voy a hablar de las experiencias y anécdotas que tengo yo de las personas con las cuales trabajé o a quienes entrevisté y este acervo que tuve yo en la televisión o en la radio’, pero luego dije: ‘¿Por qué lo voy a hacer así?’ Porque al final del día lo que voy a hacer es hablar de terceras personas, cuando sería una buena idea hablar de mí, pero no desde ese lado que nunca me ha gustado que es de primera persona la verdad.
“Y pensé más bien en qué me ayudó, qué me tronó, qué me rompió porque todas estas rupturas se convirtieron en lecciones para mí y el sinónimo de lección para mí es experiencia, es lo que yo viví, y entonces empezaron a salir las diferentes piezas de este rompecabezas que fui uniendo y este rompecabezas es mi vida, no tenía nada más de qué hablar más que de los nueve capítulos que se fueron construyendo y éste es el resultado”, compartió Gavito a Excélsior.
Y es que detrás de la figura imponente que se creó gracias a su participación en La academia, como uno de los jueces de hierro del programa, o también la que ha adquirido gracias a todo el derroche de conocimiento que suelta noche tras noche junto a su colega Mario Lafontaine en su programa musical, Gavito resulta ser un hombre de lo más sencillo, casi hasta tímido, quien le huye por igual tanto a los reflectores como a los aduladores y prefiere disfrutar de su intimidad y enfocarse en lo suyo, por lo que confiesa que incluso le incomoda ver su cara en la portada de un libro.
“La verdad es que no me veo como un maestro porque creo que nunca terminas de aprender… y erigirte como un maestro, creo que hay personas que lo merecen por lo que han construido y hecho, pero a mí me falta mucho por hacer, no es que tenga ambiciones particulares sobre algo más, pero estoy totalmente claro de que sí me supe reinventar a los 50 años para hacer un libro y otras cosas diferentes, seguramente a los 60 voy a estar haciendo algo mejor, superior, y el libro va a ser una parte de mi vida muy importante y muy bonita, jamás lo voy a desmerecer, pero no me sentiría satisfecho de decir hoy que soy un maestro porque maestro significa admiración, trabajo constante, y ser un referente de cosas”, confiesa.
¿Entonces por qué lo hizo? “Quería que este libro se convirtiera más que en un anecdotario en una herramienta de utilidad para las personas”, destacó.
“Lo vi como gran telar y yo me vi como el tejedor que lo que hizo es que unos hilos fueran mi vida personal, otros las personas con las que he conversado, mi gran trayectoria profesional y otros lo que va definiendo el patrón, el tejido, son los dolores y los tropiezos que me construyeron para analizar hacia atrás y decir cómo puedo mejorar cambiar reconstruirme y transformarme y ofrecer esas mismas herramientas”, concluyó.