Hablamos, por supuesto, de Julio César Chávez, un nombre sinónimo de grandeza en el boxeo. Su récord de 107 victorias en 115 peleas es una prueba irrefutable de su dominio. Pero incluso las carreras más gloriosas tienen capítulos oscuros, giros inesperados que reescriben la narrativa.
Una de esas curvas en la trayectoria del "César del boxeo" involucra al legendario promotor Don King. Su colaboración, que prometía ser una alianza imbatible, se fracturó de manera abrupta y polémica. La razón, según Chávez, se reveló recientemente en el podcast "Creativo" conducido por Roberto Martínez.
La pelea contra Kostya Tszyu, un momento crucial en la carrera de Chávez, se convirtió en el detonante. "El motivo de mi rompimiento con Don King fue porque cuando peleé con Kostya Tszyu me hizo una trampa, me dieron un brebaje para que me diera 'chorro'", reveló Chávez. El brebaje, con efectos laxantes, lo dejó debilitado y deshidratado minutos antes de subir al ring.
Pero la situación va más allá de una simple intoxicación accidental. Chávez asegura que este incidente fue una represalia por su testimonio en contra de King. "Me lo hicieron porque testifiqué en contra de Don King", afirmó el ex boxeador. El testimonio se refería a una acusación de Don King de haberle pagado $750,000 dólares por una pelea que nunca se realizó, algo que Chávez negó rotundamente.
La derrota ante Tszyu, influenciada por este incidente, marcó el fin de la asociación con King. Chávez se unió entonces a Bob Arum, con quien disputó sus últimas cinco peleas profesionales hasta su retiro en 2005. Un nuevo capítulo en la saga de uno de los boxeadores más importantes de México, donde las estrategias extradeportivas jugaron un papel determinante.
El relato de Chávez, aunque impactante, abre una ventana a la realidad menos glamorosa del boxeo profesional, donde las estrategias de poder y las relaciones personales a menudo pesan más que el talento puro.