Hablamos de Angelique Boyer y Sebastián Rulli, una pareja que ha logrado construir una relación que muchos envidian. Recientemente, en una entrevista con el reconocido conductor Marco Antonio Regil, Angelique ofreció una perspectiva íntima y reveladora sobre los cimientos de su vínculo.
“Vivimos en una sociedad que nos ha enseñado a ser así de tóxicas porque también así aprendimos a condicionar el amor y si no te da esto el hombre entonces no te quiere, ¿no? O no te merece”, expresó la actriz, dejando entrever la importancia de romper con patrones de dependencia emocional.
Boyer enfatizó la libertad y la confianza como pilares fundamentales de su relación con Rulli. Para ella, la independencia, tanto emocional como económica, es clave para una relación madura y estable. “El hecho de trabajarte y no depender de absolutamente nadie hace la diferencia. Es una maravilla,” afirmó.
Su historia profesional conjunta, con proyectos como Teresa y Lo que la vida me robó, no ha opacado su vida personal. Han logrado un equilibrio admirable, demostrando que el éxito en la pantalla chica no es incompatible con una relación sólida y plena.
Angelique profundizó en la importancia del autoconocimiento y el trabajo personal: “Yo se lo deseo a todas las mujeres porque también no crecemos en una cultura en la que nos hacen ver que tenemos que ser independientes, no depender económicamente de absolutamente nadie, mucho menos de una pareja. Porque si entonces hablas de dinero no estás hablando de amor, estás hablando de una negociación, de un trabajo, de un deal que tienes que llevar a la casa.”
Para ella, la verdadera madurez radica en la capacidad de no temer a la soledad ni a la independencia. “El hecho de que una mujer tenga esa confianza en el hombre o el hombre, la mujer, hablamos de una madurez extra que sí tienes que haber trabajado y no tenerle miedo ni a la soledad ni a la independencia”.
Más allá del romance, la relación de Angelique y Sebastián se presenta como un ejemplo de respeto, igualdad y autonomía, valores que, según sus propias palabras, fortalecen los lazos y contribuyen a su perdurabilidad.