A sus 16 años, mientras se abría paso en la industria del entretenimiento, se enfrentó a situaciones que hoy, en retrospectiva, resultan francamente perturbadoras.
“Los hombres adultos se acercaban y comentaban abiertamente sobre mis senos en televisión cuando solo tenía 16 años”, declaró la actriz. La situación se complica aún más al recordar los comentarios de extraños:
“Se acercaban y me decían cosas como: ‘Me llevé tu revista de viaje la semana pasada’. No entendía lo que eso significaba. Es algo asqueroso. Creo que más tarde me di cuenta de la magnitud de lo que había pasado, pero en ese momento, se sentía inocente, emocionante y divertido.”
Este relato, lejos de ser una simple anécdota, ilustra la presión y la vulnerabilidad a la que están expuestas las jóvenes celebridades. La falta de consciencia sobre el impacto de estas acciones, a menudo normalizadas en un contexto de fama y atención mediática, deja en evidencia la necesidad de una mayor protección y un cambio cultural.
El testimonio de Hewitt no solo resalta la importancia de la protección de menores en la industria del entretenimiento, sino que también invita a la reflexión sobre cómo la percepción de la inocencia y la diversión pueden ser manipulados y distorsionados.
Hewitt, a través de su experiencia, pone de relieve la necesidad de un diálogo más abierto y consciente sobre la sexualización de las jóvenes en los medios de comunicación, despertando la conversación sobre la responsabilidad individual y colectiva para crear un ambiente más seguro y respetuoso.