El centro de la polémica es Karla Sofía Gascón, nominada por su papel protagonista en la película "Emilia Pérez". La periodista Sarah Hagi, una figura influyente en redes, destapó una serie de tuits antiguos de la actriz, caracterizados por su contenido racista e islamófobo. Estos mensajes, que pasaron inicialmente desapercibidos, fueron recuperados por Hagi, quien los ha hecho públicos, desencadenando una ola de reacciones.
En una entrevista con Variety, Sarah Hagi aclaró que su investigación no forma parte de ninguna campaña de desprestigio, como algunos han sugerido. “De ninguna manera. No soy pagada por un estudio. Solo soy una persona”, afirmó, enfatizando que su acción fue producto de su curiosidad periodística al encontrar un tuit de Gascón usando la palabra "islamista".
La periodista explicó su metodología: “Fue tan sencillo como buscar una palabra y, a partir de ahí, seguí palabras clave adicionales como 'islam', 'musulmanes' e 'hiyab'. Estos tuits apenas tuvieron interacción”. La falta de mayor alcance de los mensajes racistas en su momento no disminuye su gravedad para Hagi, quien considera la disculpa posterior de Gascón como insuficiente. "Su disculpa no fue una disculpa. No se dirigió al grupo marginado al que apuntaba. No reconoció el daño que causó", señaló con contundencia.
La controversia se extiende también a la falta de diligencia por parte del equipo de producción de "Emilia Pérez" y Netflix. Hagi cuestiona cómo estos mensajes pasaron desapercibidos: “Uno pensaría que con este nivel de visibilidad, alguien de su equipo habría revisado sus tuits. Sin embargo, seguían estando publicados”.
Para Hagi, la situación expone una hipocresía en la industria: “Cuando alguien que ocupa un puesto histórico y representa una película basada en los llamados valores progresistas tiene un historial de tuits racistas e intolerantes, se expone la hipocresía que hay detrás de todo ello”. La periodista considera que la permanencia de Gascón en la nominación envía un mensaje equivocado, calificando la situación como “racismo descarado”.
Mientras tanto, la Academia aún no se ha pronunciado oficialmente, dejando la situación en un limbo, a la espera de una decisión que definirá el curso de este escándalo y las implicaciones para la representación en Hollywood.