Sin embargo, los guionistas habían dejado pistas de una faceta más vulnerable del personaje, que se profundiza en esta nueva serie.
En Amandaland, Amanda enfrenta una dura realidad tras su divorcio: su boutique cierra, sus hijos asisten a una escuela estatal y, para su horror, debe trabajar en una tienda de cocinas. "Ella finge que todo está bajo control, pero está totalmente fuera de su elemento", comenta Punch. "Siempre la vi como una adolescente atrapada en el cuerpo de una mujer. Ahora, le toca madurar".
A pesar de la emoción, Punch admite que ser protagonista le genera ansiedad. "He sido siempre el personaje secundario, donde hay menos presión", confiesa. Pero también reconoce el reto con entusiasmo: "Amanda sigue siendo mordaz y arrogante, pero ahora está dañada y frágil. Eso la hace más interesante".
El desafío de interpretar a Amanda
Para Punch, los detalles son clave para dar vida a Amanda. "El cabello es crucial: suelto y con volumen. Si llevara una cola de caballo, dejaría de ser Amanda", afirma. Esta precisión se extiende a su interpretación: "La veo como una adolescente atrapada en el cuerpo de una mujer adulta. Ahora, finalmente, la vemos enfrentarse a la realidad".
Investigar el mundo de las influencers fue un aspecto divertido del papel, ya que Amanda intenta reinventarse en Instagram. "Me obsesioné. Pasé horas viendo contenido. Es un universo tan extraño... y fascinante", dice.
El mayor desafío fue equilibrar la comedia con la fragilidad del personaje. "Amanda sigue siendo mordaz y manipuladora, pero la vida la ha golpeado. No puedes hacerla demasiado simpática porque perdería su esencia, pero tampoco puede ser solo una caricatura".