Belle Gibson, una joven australiana, se convirtió en un fenómeno viral gracias a su historia de lucha contra un tumor cerebral terminal. A través de Instagram, bajo el nombre de "Healing Belle", compartía su "viaje" hacia la curación utilizando terapias alternativas y una dieta estricta. Su historia, plasmada en la aplicación "The Whole Pantry" y un libro publicado por Penguin, la llevó a un éxito comercial arrollador.
Según la nueva serie de Netflix, Apple Cider Vinegar, basada en el libro "The Woman Who Fooled The World" de Beau Donelly y Nick Toscano, Gibson, nacida el 8 de octubre de 1991 en Tasmania, tejió una red de mentiras desde su adolescencia. "Ella no podía pasar cinco minutos sin inventar una historia," aseguraba un ex novio. Incluso, ya en 2005, publicaba en foros online sobre su supuesto cáncer.
La serie, protagonizada por Kaitlyn Dever, muestra cómo Gibson, descrita por una compañera de clase como una "mentirosa patológica," aprovechó la creciente popularidad de Instagram para crear una imagen de bienestar y salud radiante, contrastando con la supuesta enfermedad. Logró acumular cientos de miles de seguidores (la serie exagera el número a más de dos millones), quienes la veían como una inspiración.
Sin embargo, la realidad es que, según los registros médicos, Gibson nunca tuvo cáncer. Un examen neurológico en 2011 arrojó resultados completamente normales. El éxito de su aplicación y libro, valorado en más de 130 mil dólares australianos, se sustentaba en una gran mentira. Su caso se asemeja al de otras figuras como Anna Sorokin o Elizabeth Holmes, cuyos fraudes quedaron expuestos.
La serie también explora la relación entre Gibson y otras figuras del movimiento wellness, como Jess Ainscough, representada en la ficción como Milla. Si bien ambas compartieron ciertos espacios online, la relación entre ellas difiere de la que se presenta en Apple Cider Vinegar. Ainscough, diagnosticada con un cáncer incurable, sí luchó contra la enfermedad, falleciendo en 2015 tras seguir terapias alternativas. La coincidencia de la asistencia de Gibson a su funeral con las primeras investigaciones periodísticas sobre sus fraudes es, cuando menos, curiosa.
Las investigaciones de The Age desmontaron el engaño de Gibson, revelando la falta de donaciones a las organizaciones benéficas para las que supuestamente recaudaba fondos. La posterior demanda por conducta engañosa resultó en una multa de 410.000 dólares australianos, aún pendiente de pago. Su intento de reinventarse como "Sabontu" en la comunidad Oromo en Melbourne, en 2019, fue otro capítulo más en una historia llena de giros inesperados.
Actualmente, Gibson se mantiene alejada de las redes sociales, dejando tras de sí una historia que sirve como una advertencia sobre la manipulación, la búsqueda de la fama y las consecuencias de la desinformación en la era digital.