Oprah Winfrey: Dolor, Perdón y la Marca Imborrable de la Infancia
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La conversación giró en torno a la relación de Oprah con su madre, Vernita Lee, fallecida en 2018. Fue durante una llamada de una oyente, Annie, quien compartía sus dificultades familiares, que Oprah se abrió sobre su propio dolor. La conversación con el Dr. Bruce Perry, experto en trauma infantil, fue el catalizador para una revelación emotiva.
Recordando una ocasión en la que debía hablar de su madre en una iglesia, Oprah confesó: “Me pidieron que dijera cosas positivas sobre mi madre y no pude pensar en una sola”. El mejor recuerdo positivo que pudo encontrar fue: “Ella no me abortó. Hizo lo mejor que supo”. Sin embargo, la magnate añadió con la voz entrecortada: “Lo mejor que supo no fue suficiente para alimentar lo que necesitaba, no fue suficiente para hacerme sentir completa, valorada, vista o importante para ella. No lo fue. Pero fue lo mejor que pudo hacer, y yo renuncié a la esperanza de que pudiera haber sido algo diferente a lo que fue.”
Esta honestidad conmovió a miles. Un comentario en redes sociales, con más de 4000 “me gusta”, refleja el sentimiento general: “Décadas pasaron. Millones ganados. Y esto todavía la hace llorar. Los padres necesitan entender y apreciar que lo que hacen y dicen permanece con los hijos PARA SIEMPRE.” La actriz Holly Robinson Peete también reaccionó: “Wow… por esto amamos a Oprah. Porque comparte y articula las cosas tan bien y con tanta intención que muchos nunca podrían expresar adecuadamente.”
El relato se extiende a los últimos momentos con su madre en Milwaukee, en Acción de Gracias de 2018. Oprah describe la escena: “En el hospicio tienen un pequeño libro sobre pequeñas conversaciones… pensé, ¿no es extraño? Soy Oprah Winfrey, y estoy leyendo un libro de hospicio sobre qué decir al final.” Reconoce las dificultades de su madre, una joven madre soltera en Mississippi sin recursos, y le agradece por la decisión de no abandonarla. “Le dije: ‘Gracias. Gracias, porque sé que ha sido difícil para ti. Fue difícil para ti como una niña pequeña teniendo un bebé, en Mississippi. Sin educación. Sin entrenamiento. Sin habilidades. Diecisiete años, quedas embarazada de este bebé. Mucha gente te habría dicho que regalases a ese bebé. Mucha gente te habría dicho que abortases a ese bebé. No lo hiciste. Sé que fue difícil. Quiero que sepas que no importa qué, sé que siempre hiciste lo mejor que supiste hacer. Y mira cómo resultó.’”
La historia de Oprah incluye un pasado complejo: abandonada en su infancia, vivió con su madre en Milwaukee, donde sufrió abusos, y luego se mudó a Nashville con su padre a los 14 años tras quedar embarazada (el bebé falleció a la semana de nacer). Su relato, lleno de matices y dolor, es un recordatorio de las marcas que la infancia puede dejar, independientemente del éxito posterior.
La fortaleza de Oprah radica en su capacidad para compartir su vulnerabilidad, una vulnerabilidad que resuena con millones y nos recuerda la importancia de la empatía y la sanación.