Christian Nodal se opone a la censura de los narcocorridos en México

El detonante: la presentación de Los Alegres del Barranco en Guadalajara, donde proyectaron imágenes de Joaquín "El Chapo" Guzmán y Nemesio Oseguera Cervantes "El Mencho". Los videos se viralizaron rápidamente, provocando una ola de condenas y reacciones oficiales, incluyendo declaraciones de la Presidenta Claudia Sheinbaum y el Departamento de Estado de Estados Unidos.
Ante esta situación, México lanzó la iniciativa "México Canta por la Paz y Contra la Violencia", un concurso para promover canciones que promuevan la paz y rechacen la violencia y el narcotráfico. "Alrededor del 70% del consumo de música en español trata sobre canciones que glorifican la violencia, así que tenemos que cambiar eso," declaró la Presidenta Sheinbaum. La iniciativa busca, según sus impulsores, una narrativa diferente que rechace la romantización del crimen organizado.
Las consecuencias no se han hecho esperar. Varias entidades mexicanas han iniciado investigaciones y aplicado sanciones a artistas que interpretan narcocorridos. Sin embargo, las medidas más drásticas provienen de Estados Unidos. Se ha reportado la revocación de la visa estadounidense a Los Alegres del Barranco, y se rumorea que otros artistas como Peso Pluma, Natanael Cano, Grupo Firme y Luis R. Conriquez podrían enfrentar la misma situación.
En medio de esta controversia, Christian Nodal ha expresado su postura. Para el cantante, la censura no es la solución. "Vivimos en una realidad donde México es lo que es. Lo que quieran hacer está bien," afirmó Nodal, quien considera que la responsabilidad recae tanto en los artistas como en el público. "Cada artista es responsable de lo que va a lanzar al público: la música, los videos, lo visual en el escenario… es un juego para transmitir lo que dice la canción. Si vas a un concierto de alguien que canta corridos, no creo que tengas miedo," añadió.
La situación plantea un complejo debate sobre libertad artística, responsabilidad social y las implicaciones políticas y legales en torno a la representación de la realidad en la música popular mexicana. El impacto de estas medidas en la escena musical y el futuro de los narcocorridos aún está por verse.