Ryan Reynolds en el ojo de la tormenta legal de Hollywood

En los últimos días, Ryan Reynolds, el conocido actor de Deadpool, fue visto saliendo del Aeropuerto JFK de Nueva York, con una expresión que reflejaba la presión del momento. El actor de 48 años, vestía de manera informal: sudadera amarilla con capucha, pantalones ajustados y zapatillas blancas, un marcado contraste con la imagen impecable que suele proyectar. Su esposa, Blake Lively, no le acompañaba en este viaje.
Este viaje coincide con la escalada del conflicto legal entre la pareja y Justin Baldoni, director y productor de la película "It Ends With Us", en la que Lively actuó. La disputa, que comenzó en diciembre de 2024 tras las acusaciones de acoso sexual de Lively contra Baldoni, ha generado una guerra legal multimillonaria.
La demanda inicial de Lively contra Baldoni, quien también la acusó de una "campaña de represalias", desencadenó una contrademanda por 400 millones de dólares por difamación contra Lively, Reynolds y su publicista, Leslie Sloane. A esto se suma una demanda adicional de 250 millones de dólares contra The New York Times por su cobertura del caso.
En marzo, Lively, Reynolds y Sloane solicitaron el desestimiento de la demanda de Baldoni, calificándola de "vengativa y divagante". Reynolds, en una declaración contundente, atacó a Baldoni, a quien llamó "de piel fina", mientras se describía a sí mismo como un "esposo comprensivo".
Sin embargo, la respuesta de Baldoni no se hizo esperar. Su equipo legal nombró a Reynolds "coconspirador" de Lively, oponiéndose a la solicitud de desestimiento. Según documentos legales obtenidos por PEOPLE, los abogados de Baldoni alegan que Reynolds "finge que la Primera Enmienda enmendada de Wayfarer no establece ninguna base para su responsabilidad, y que simplemente actuó como un esposo comprensivo. No es así. La Primera Enmienda enmendada alega hechos suficientes para apoyar las demandas de Wayfarer en su contra, basándose tanto en sus acciones directas como en su responsabilidad como coconspirador".
La batalla legal se ha intensificado en los últimos días, con declaraciones cruzadas y acusaciones de cada parte. Los abogados de Lively han calificado la demanda de Baldoni como un intento por "silenciar a las víctimas de acoso sexual", mientras que el abogado de Baldoni, Bryan Freedman, ha acusado a Lively de intentar establecer un "peligroso precedente". "Lo que la Sra. Lively está intentando hacer es establecer un precedente peligroso al cerrar las puertas de los tribunales a mis clientes y castigarlos por tener su día en la corte, un derecho protegido por la Primera Enmienda," afirmó Freedman en una declaración a TMZ.
En el centro de la controversia se encuentra la interpretación de la Sección 47.1 del Código Civil de California, que protege a las personas que denuncian acoso sexual. Esta ley, aprobada tras el movimiento #MeToo, establece que aquellos que ganen una demanda por difamación en su contra por estas denuncias recibirán sus honorarios de abogados, daños punitivos y el triple de los daños (un premio tres veces superior a lo que el jurado decide otorgar al demandante). Los documentos legales sugieren que Baldoni y su estudio podrían enfrentar un costo de hasta 100 millones de dólares si la demanda es desestimada.
El caso continúa su curso, dejando un rastro de acusaciones, contrademandas y declaraciones incendiarias, mientras la opinión pública sigue de cerca el desarrollo de este complejo y mediático conflicto legal en el corazón de Hollywood.