Joana Sanz defiende la privacidad de su bebé tras filtraciones mediáticas

"No siempre las cosas salen bien", escribió en sus redes sociales, marcando el tono de un comunicado donde la privacidad es protagonista.
El nacimiento de su primer hijo, ocurrido el 7 de octubre en Barcelona, se mantuvo lejos de los reflectores hasta que filtraciones obligaron a Joana a alzar la voz. "Me da tristeza que hagan una nota de prensa vacía (porque no saben nada) en la que hablan del nacimiento de un bebé que no ha sido anunciado por alguno de sus progenitores", criticó. La modelo, de 27 años, no solo enfrentó especulaciones, sino también comentarios ofensivos: "Siempre hay gente tan podrida por dentro que tiene el valor de desearle mal a un bebé".
Junto a Dani Alves, su pareja, decidieron blindar la vida del pequeño: "No publicaremos absolutamente nada de nuestro bebé". La frase resume su filosofía: "Lo que no se ve, no se estropea". Aunque agradeció los mensajes de apoyo, su prioridad es clara: proteger al niño de la exposición mediática.
El embarazo de Joana fue un camino de obstáculos. Tras dos fecundaciones in vitro, tres pérdidas gestacionales y una cirugía de trompas, logró concebir con su último embrión congelado. "Aún no me lo creo y me despierto en la madrugada con el miedo de ver las sábanas llenas de sangre", confesó en marzo, cuando reveló su estado. Su historia, compartida para apoyar a otras mujeres, refleja una lucha silenciosa contra la endometriosis y la presión social.
Ahora, instalados en Esplugues de Llobregat, la familia recibe visitas cercanas mientras Joana se sumerge en una maternidad que eligió vivir lejos de los flashes. Un ramo de flores, compartido discretamente en redes, es el único guiño público a esta nueva etapa. El resto, queda entre ellos.