ROMA
El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio salió al balcón central de la basílica de San Pedro para saludar a una multitud que ya lo esperaba: Buona sera, saludó en italiano y fue la primera palabra que pronunció al mundo católico como Papa.
Luego al arranque de su primer mensaje en italiano dijo con una sonrisa en el rostro que fueron por él ‘hasta el fin del mundo’, refiriéndose a la elección de un cardenal oriundo de Argentina.
El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, bajo el nombre de Francisco, será el primer papa latinoamericano de la historia de la Iglesia Católica.
Bergoglio, de 76 años, no contaba en ningún pronóstico. Pero el arzobispo de Buenos Aires, jesuita, se convirtió en el pontífice número 266 de la historia.
En el cónclave de 2005 fue considerado uno de los favoritos, aunque finalmente se impuso Benedicto XVI.
Después de la fumata blanca en el segundo día de cónclave, el famoso “habemus papam” (tenemos papa) se develó el nombre de Bergoglio, que tomó el nombre de Francisco.
En sus primeras palabras, pidió a las decenas de miles de personas reunidas en la plaza de San Pedro que rezasen por él antes de dar la bendición.
“Recemos por todo el mundo” , dijo Francisco en italiano. “Que este camino de la Iglesia que hoy comenzamos sea fructífero”, agregó entre gritos y aplausos.
Como buen jesuita, la política fue siempre una de las grandes pasiones en la vida del cardenal Jorge Bergoglio, quien hoy ingresó en la historia como el primer Papa latinoamericano, con el nombre de Francisco.
Nació en Buenos Aires el 17 d diciembre de 1936, en un hogar de clase media. Había quedado en segundo lugar, detrás de Joseph Ratzinger en el cónclave del 2005. Es actualmente el arzobispo primado de Buenos Aires, y tal vez el más opositor al gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, con quien tuvo diversos cortociuitos.
Se graduó en teología en la Facultad de San Miguel e ingresó a la orden de los jesuitas en 1969. Astuto, sencillo a ultranza y con una sólida formación política y teológica, siempre buscó pasar como uno más dentro de la Iglesia argentina.
Los fieles acostumbraban a verlo viajar en metro o, en más de una ocasión, asistir al futbol en el estadio de su amado San Lorenzo de Almagro.
En los últimos años tuvo a su cargo la renovación de la Iglesia. Gracias a su formación política ayudó a articular una Iglesia mucho más abierta, ya que tradicionalmente la argentina ha sido una Iglesia siempre en manos del ala conservadora.
Sus homilías de los últimos años han estado marcadas por una fuerte crítica a la corrupción política y un fuerte contenido social, aunque siempre se opuso al matrimonio igualitario y al cambio de sexo.
Los observadores aseguran que Bergoglio, quien padece un problema pulmonar que en un principio lo tuvo alejado de los cálculos previos al cónclave, es un hábil negociador, que después de los VatiLeaks es lo que necesitaría la Iglesia para poder asegurar el orden interno.
En sus primeras palabras en la Plaza de San Pedro, Francisco dijo: “parece que los cardenales han ido a buscar al nuevo Pontífice al fin del mundo”. Bergloglio, visiblemente emocionado, ingresó hoy en la historia no sólo como el primer Papa latinoamericano, sino como el primer jesuita y el primer argentino en llegar al sillón de Pedro.