Casi 200 países pactan reducir gases más dañinos que el CO2

Ruanda.
En un nuevo acuerdo contra el cambio climático se comprometen a recortar el uso de gases peligrosos.
Cerca de 200 naciones firmaron ayer una cuerdo vinculante para reducir los gases de efecto invernadero usados en refrigeradores y aires acondicionados, un paso importante para combatir el cambio climático
El acuerdo, adoptado en en Kigali, que incluye a las dos economías más grandes del mundo, Estados Unidos y China, dividió a los 197 países en tres grupos con diferentes plazos para recortar el uso de gases hidrofluorocarbonos (HFC).
La industria química desarrolló estos gases sintéticos como alternativa al uso de los clorofluorocarbonos (CFC), prohibidos en 1987 en el Protocolo de Montreal por la destrucción que causaban en la capa de ozono del planeta.
Sin embargo, aunque los HFC no atacan la capa de ozono, causan un efecto invernadero de entre 100 y mil veces mayor que las emisiones de dióxido de carbono, por lo que en la actualidad se considera que son una de las principales causas del calentamiento global.
Grandes empresas como el fabricante de refrescos Coca-Cola o el gigante químico Dupont ya se han comprometido a reducir el uso de los HFC.
Los gases de hidrofluorocarbonos son 10 mil veces más potentes que el nocivo dióxido de carbono.
De acuerdo con lo pactado, las naciones desarrolladas, incluida gran parte de Europa y Estados Unidos, se comprometieron a reducir progresivamente el uso de los HFC, comenzando con un recorte de 10 por ciento en 2019 y llegando a 85 por ciento para 2036. Muchos países ricos ya han empezado a reducir su uso de HFC.
Dos grupos de naciones en desarrollo congelarán la utilización de los gases ya sea para 2024 o 2028, y de ahí en adelante lo reducirán gradualmente.
India, Irán, Irak, Pakistán y los países del Golfo Pérsico cumplirán más tarde el plazo, ya que rechazaron hacerlo antes argumentando que tienen clases medias en rápida expansión que quieren equipar sus casas con acondicionadores de aire. India señaló además que teme dañar a sus pujantes industrias.
El compromiso es el mayor desde la cumbre sobre clima de París (COP 21), celebrada en diciembre de 2015 y, a diferencia de éste, el pacto sellado en Kigali es legalmente vinculante, tiene plazos específicos y cuenta con el compromiso de los países ricos de ayudar a las naciones más pobres a adaptar sus tecnologías.