Miembros de la oposición en Nicaragua que fueron despojados de su nacionalidad reprobaron la postura del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ante las medidas del régimen de Daniel Ortega.
“Lamentamos la actitud del gobierno de López Obrador. Ese gesto de responder (en su conferencia matutina del martes) que había que irse a desayunar cuando le preguntaron sobre la situación en Nicaragua demuestra mucho”, dijo a Excélsior Héctor Mairena, miembro del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco, y uno de los despojados de la nacionalidad nicaragüense.
Sin embargo, Mairena puntualizó que ese pronunciamiento “no es el sentir del pueblo mexicano”.
Ayer, el Presidente de México ofreció asilo o ciudadanía a los nicaragüenses expulsados.
Respecto de las medidas de Ortega, Mairena indicó que se vive una “escalada represiva contra decenas de opositores”.
“No le reconozco ninguna legitimidad a la dictadura de los Ortega-Murillo, porque es un régimen ilegítimo, es resultado de una farsa electoral”, indicó el también abogado y periodista.
Advirtió: “Si con esto pretenden que abandonemos la lucha por la democracia y la justicia por Nicaragua están equivocados”.
Sobre su estatus y sentir, al ser uno de las decenas de opositores a quienes Ortega retiró la nacionalidad, Mairena dijo que está tranquilo. “Me siento amenazado, pero la patria no se quita con un decreto”.
Sobre el ofrecimiento de ciudadanía que hicieron a los opositores España, Chile y Argentina, Mairena aseguró que se sienten agradecidos y también con Estados Unidos, que recibió a las 222 personas que fueron excarceladas.
A la comunidad internacional también le agradece que mantengan su atención sobre lo que ocurre en Nicaragua, pero pidió que hagan gestiones políticas y diplomáticas para presionar a Ortega, quien —aseveró— “sigue actuando en una dirección contraria a lo que la comunidad internacional le ha demandado, que es la liberación de todos los presos, la restitución de las libertades y el regreso seguro de los exiliados”.
Además, hizo un llamado al pueblo nicaragüense que se ve obligado a trabajar para el régimen o que, como trabajadores del Estado viven con miedo: “Vamos a salir de la dictadura de los Ortega-Murillo, la democracia en Nicaragua se ha acercado, pero todos ellos tienen un papel que jugar para lograrlo”.
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