Washington, DC.
Al menos 1.3 millones de personas se verán afectadas sin ese subsidio.
Para más de 1.3 millones de personas que han estado sin empleo en Estados Unidos por más de seis meses la temporada de fiestas llegó ayer a un fin duro con la cancelación del subsidio pagado por el gobierno federal.
La privación es resultado de un pacto entre republicanos y demócratas en el Congreso sobre el presupuesto federal, que omitió la extensión de los subsidios creados en 2008 para paliar los efectos de la recesión más profunda y prolongada en EU en casi ocho décadas.
Los desempleados recibían del gobierno federal un promedio de mil 666 dólares, lo que terminó para 1.3 millones de estadunidenses. Para finales de 2014, otros 3.6 millones de desempleados de largo plazo perderían igualmente este seguro.
Los demócratas prometieron que en enero, cuando reanude sus sesiones el Congreso, introducirán proyectos de ley para restablecer el subsidio federal.
Los republicanos, que dominan la Cámara de Representantes, consideran, sin embargo que han desaparecido las razones para seguir renovando indefinidamente estas ayudas.
En su última rueda de prensa del año, el presidente Barack Obama instó a los republicanos a trabajar con los demócratas con el objetivo de prorrogar las ayudas rápidamente al menos por otros tres meses.
El subsidio por desempleo pagado por los estados en EU cubre hasta 26 semanas. La prestación federal cubría durante un tiempo más a quienes permanecían en situación de desempleo pasado ese plazo.
Durante la recesión entre diciembre de 2007 y julio de 2009 la mayor economía del mundo perdió casi 8.4 millones de puestos de trabajo y para millones de personas la reactivación no ha resuelto su desempleo prolongado.
Según The New York Times, la suspensión del seguro de desempleo tendrá “ramificaciones de largo alcance para la economía”, debido a que recortará 300 mil posiciones del crecimiento que se estima tenga el mercado laboral en 2014 y sumergirá a hogares en la pobreza.
Presionado Gobierno por Obamacare
La Casa Blanca enfrenta presiones de algunos de sus aliados más cercanos en la reforma de salud para nombrar a un presidente ejecutivo que dirija el mercado federal de seguros, con el fin de aliviar los temores de los aseguradores tras los tropiezos en el despliegue del Obamacare.
Los defensores de la idea dicen que la complejidad de un mercado federal de seguros requiere una figura similar a la de un CEO, con autoridad clara y conocimiento del funcionamiento de la industria.
Y están presionando silenciosamente por un presidente ejecutivo que establezca normas, se coordine con aseguradoras y reguladores estatales respecto a los planes de salud, supervise las campañas de inscripción y esté a cargo de la tecnología, según varias fuentes con conocimiento de las discusiones con el Gobierno de Obama.
La figura de un CEO, dicen sus partidarios, podría ayudar a recuperar la confianza de los aseguradores y otros actores en la reforma de salud, deteriorada por los problemas tecnológicos del sitio web federal HealthCare.gov para el enrolamiento y la serie de cambios posteriores en las normas fijadas por el Gobierno.
La Casa Blanca no es partidaria de crear un puesto de presidente ejecutivo, según funcionarios de Gobierno.