Nueva York, NY
La revista Foreign prevé que varios enfrentamientos se agravarán y contagiarán.
Los atentados explosivos realizados presuntamente por chechenos parecen anunciar uno de los conflictos potencialmente más salvajes en el mundo, en el norte del Cáucaso, donde la Rusia de Vladimir Putin enfrenta una formidable rebelión islámica.
Si Rusia invirtió 47 mil millones de dólares en la realización de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, en el Mar Negro, la seguridad es la principal preocupación: Sochi es la sede de las Olimpiadas invernales y los rebeldes separatistas no sólo reclaman que es parte del “Emirato del Cáucaso”, sino prometieron perturbar los juegos.
Pero el conflicto del Cáucaso es sólo uno de los problemas provocados por el crimen organizado y el narcotráfico o la competitividad política, por el autoritarismo o la amenaza de insurgencia, entre las causas de posibles conflictos en 2014 de acuerdo con una lista de la revista Foreign Policy.
La gama de causas es tal que va lo mismo de problemas de identidad racial que al “contagio” de conflictos en países vecinos, de regionalismos al colapso de gobiernos.
Algunos de los conflictos ocurren en lugares con nombres ya familiares o donde hay crisis que ya están bajo los reflectores internacionales, y también en algunos sitios menos evidentes, o menos explosivos en apariencia.
Según Foreign Policy, habría que incluir por supuesto a Siria, Líbano, a la República Centroafricana, a Asia Central, a Irak o la región norte del Cáucaso.
El menú es amplio. De hecho incluye a Libia, a la región del Sahel, como se define a la zona geográfica y ecológica que constituye la “frontera” entre el desierto de Sahara y la sabana africana, en el sur de los países saharianos y el norte de los países subsaharianos.
Está Honduras, pero también se incluye a Sudán y Bangladesh.
Las causas son diferentes, ricas y variadas, pero conducentes a la inestabilidad y por tanto al conflicto.
Siria y Líbano son dos países hermanados por el conflicto.
Un logro diplomático en septiembre, traducido en un acuerdo para destruir las armas químicas del gobierno de Bashar al-Assad, dio esperanzas sobre la posibilidad de un acuerdo de paz en Siria. La verdad, sin embargo, es que la violencia continúa y los costos humanos son cada vez mayores.
La división entre los grupos opositores, que incluye a los “patrocinados” por Arabia Saudita, Qatar y Al-Qaeda, todos ellos con plataformas islamistas competidoras, contribuye tanto a la supervivencia del régimen como a la violencia de la lucha y su consecuencia en Líbano, que recibió un influjo de refugiados.