Washington, DC.
El presidente estadunidense Barack Obama repitió hoy que los terroristas “no hablan en nombre de mil millones de musulmanes”, llamando a la unidad para “derrotar a las falsas promesas del extremismo”.
“No estamos en guerra con el Islam”, dijo el mandatario durante el segundo día de una cumbre para “luchar contra la violencia extremista” a la que fueron invitados representantes de más de 60 países.
Obama dijo ayer que los extremistas del Estado Islámico (EI) no son ni religiosos ni representan al Islam, sino que simplemente se trata de terroristas “desesperados por obtener legitimidad”.
El presidente, que inauguró en la Casa Blanca la cumbre internacional contra el extremismo violento, agradeció la “impresionante respuesta” mundial contra el EI, que controla amplias zonas de Siria e Irak y ha atraído a sus filas a más de 20 mil combatientes extranjeros.
Más de medio centenar de países participan desde este martes en una cumbre internacional en Washington, que mañana congregará a ministros de los ramos de Interior y Exteriores, para compartir experiencias de integración, educación y coordinación policial.
Dirigentes de organizaciones como el Estado Islámico “no son líderes religiosos, son terroristas. No estamos en guerra contra el Islam, sino contra personas que han pervertido al Islam”, agregó Obama. En la visión del presidente, “la religión no es responsable por terrorismo. Personas son responsables por violencia y terrorismo”.
El mandatario estadunidense dijo que en la jornada tuvo oportunidad de hablar con líderes musulmanes que apoyan la paz, la justicia y la tolerancia. “Esas son las voces que representan más de mil millones de personas en todo el mundo”, señaló.
Educación y oportunidades, la clave
En su discurso, Obama rechazó la idea de que la pobreza sea el principal semillero de la radicalización que conduce a la violencia. “Hay millones de personas en todo el mundo que viven en la pobreza y están concentrados en cómo mejorar su vida, sin abrazar ninguna ideología violenta”.
El presidente estadounidense aseguró que el más importante recurso en la lucha contra el extremismo son las comunidades en las que los terroristas intentan reclutar nuevos miembros, aprovechando problemas económicos, de pertenencia o integración social.
“La pobreza por sí sola no hace que alguien se convierta en un terrorista, pero cuando la juventud no tiene esperanza o futuro (...) el resentimiento y el riesgo de extremismo aumenta”, explicó Obama.