Gorkha, Nepal.
Los manifestantes exigen al gobierno asiático atención más rápida ante la tragedia.
La policía antidisturbios nepalí intervino este miércoles para contener la ira de miles de personas que quieren irse de Katmandú y no tienen cómo, cuatro días después del terremoto que causó la muerte de al menos 5,000 personas.
Agotadas por las réplicas, y ante la ausencia de viviendas y el miedo a que se agoten los alimentos, miles de personas se congregaron antes del alba en la estación para tomar uno de los autobuses especiales prometidos por el gobierno.
Al ver que no había autobuses se enfurecieron y estallaron escaramuzas con la policía antidisturbios enviada para intentar controlar la situación.
“Llevamos esperando desde el alba. Nos dijeron que habría 250 autobuses pero no ha llegado ninguno”, explica Kishor Kavre, un estudiante de 25 años que quiere marcharse de la capital en ruinas.
“Estamos impacientes por regresar a casa para ver a nuestras familias pero no sabemos cuándo vendrán (los autobuses)”, contó.
Unos supervivientes cerraron el paso de un camión cargado con tambos de agua antes de subirse a su parte trasera y empezar a tirar botellas a la multitud.
Por su parte, los policías antidisturbios se apostaron tras un alambre con púas para responder a los hombres armados con palos que se disponían a atacar a autobuses y otros vehículos.
El gobierno admite ‘debilidades’
El gobierno reconoció estar desbordado por la amplitud de la catástrofe provocada por el sismo más mortífero de los últimos 80 años.
“Ha habido debilidades en la gestión de las operaciones de socorro”, reconoció el ministro de Comunicaciones, Minendra Rijal, en la cadena de televisión nepalí Kantipur.