Irak.
Luego de oponerse durante años a armar y adiestrar a combatientes tribales, las autoridades iraquíes alistaron el viernes a los primeros 1.000 reclutas para una nueva milicia suní que ayudará a las fuerzas de seguridad a recuperar la provincia occidental de Anbar a la que controla parcialmente el grupo Estado Islámico.
El nuevo gobernador de la provincia de Anbar, Souhaib al-Ani, dijo a los reclutas que se trataba del inicio de la liberación de la provincia, 65% de la cual está en poder del Estado Islámico desde hace año y medio.
“Hoy no es cualquier día, hoy es el comienzo del final para aquellos que han causado caos en nuestros hogares”, dijo el-Ani a los reclutas formados bajo el sol y ante un auditorio de oficiales y líderes tribales.
“Hoy no es cualquier día, porque todo Irak está con ustedes”, agregó durante la ceremonia realizada en Amiriyat Faluya, a unos cuantos kilómetros al sur del principal bastión del Estado Islámico en Anbar, Faluya.
Las tribus suníes de Anbar fueron cruciales para derrotar a al-Qaida en 2006, pero después de eso, el gobierno de preponderancia chií del primer ministro Nouri al-Maliki, retiró el financiamiento a las fuerzas suníes. Más tarde, muchos de ellos fueron atacados y asesinados cuando el Estado Islámico ingresó en la provincia.
Las reiteradas solicitudes de fondos y armas de los líderes tribales, fueron ignoradas debido en parte a que el gobierno desconfiaba de los suníes y afirmó que muchos de ellos simpatizaban con el Estado Islámico.
En contraste, el gobierno ha canalizado grandes recursos a las milicias chiíes, conocidas como Unidades de Movilización Popular, que han tenido un papel importante en el combate al Estado Islámico en los alrededores de Bagdad y otras provincias.
El nuevo primer ministro iraquí Haider al-Abadi ha mostrado mayor disposición a proveer armamento a los suníes y autorizó la creación de 6.000 Unidades de Movilización Popular en Anbar.
Todos los reclutados el viernes pertenecen a la tribu Albu Eissa, ubicada en la población de Amiriyat al-Faluya, que ha combatido a las fuerzas del Estado Islámico en su bastión de Faluya, a sólo 30 kilómetros (18,6 millas) al norte.
Sheikh Rajeh Barakat, líder tribal y miembro del consejo provincial de Anbar, dijo que al inicio algunos suníes apoyaban al Estado Islámico, debido a su descontento con el gobierno de Maliki, pero no la mayoría y ahora están ansiosos de combatir a los extremistas que cuentan con grandes arsenales.
“Cuando se dieron cuenta de que el gobierno realmente quería hacer algo respecto del Estado Islámico, comenzaron a enrolarse como voluntarios”, explicó y auguró que muchos suníes más podrían integrarse a su milicia que ayudará a expulsar a los combatientes de ese grupo radical.