WASHINGTON
Las escapadas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a Florida, los viajes de sus hijos por todo el mundo y la residencia de la primera dama en Nueva York elevan las facturas a niveles insólitos y complican la labor del Servicio Secreto.
Este es el tercer fin de semana consecutivo que el mandatario republicano pasa en su lujoso club privado Mar-a-Lago de Palm Beach, Florida, al que ya ha bautizado como “La Casa Blanca de invierno”.
Se calcula que cada viaje del presidente a Mar-a-Lago cuesta unos 3.6 millones de dólares, por lo que los tres que ya ha efectuado superarían los 10 millones de dólares.
Estos son los cálculos que hacen el Washington Post y el sitio Politico.com con base en los datos de un viaje comparable del expresidente Barack Obama en 2013 de Washington a Palm Beach, durante cuatro días.
El grupo conservador Judicial Watch estima que los gastos de viajes de Obama sumaron un total de 97 millones en ocho años.
A los gastos de su desplazamiento y su seguridad desde Washington se suman los de la primera dama, Melania, quien ha viajado desde Nueva York los tres fines de semana para acompañar a su marido en Florida.
La primera dama rompió la tradición al no mudarse de inmediato a la Casa Blanca y quedarse en la Torre Trump en Manhattan mientras su único hijo, Barron, termina el curso escolar.
El Servicio Secreto, que se encarga de la seguridad del Presidente y su familia, se ve así con el reto de velar por los Trump en varias residencias, estados e incluso continentes al mismo tiempo.
Los dos hijos adultos varones de Trump, a quienes transfirió el control de sus empresas, viajaron este fin de semana a los Emiratos Árabes Unidos para la inauguración de un campo de golf de la marca familiar.