El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha sido acusado por la policía federal de lavado de dinero y asociación criminal. Las acusaciones se centran en la presunta malversación y blanqueo de capitales relacionados con diamantes no declarados que Bolsonaro habría recibido de Arabia Saudita durante su mandato.
Según las investigaciones, se sospecha que hubo un plan para apropiarse de al menos cuatro kits de joyas que Bolsonaro recibió como jefe de Estado. Estos conjuntos, que incluyen relojes, gemelos, rosarios, esculturas y anillos, fueron entregados por autoridades de Arabia Saudita y Bahréin en viajes oficiales entre 2019 y 2021.
Durante la investigación, la policía recopiló evidencia que sugiere que algunos de estos obsequios fueron sacados de Brasil durante misiones oficiales y posteriormente vendidos en tiendas de Estados Unidos.
La defensa de Bolsonaro ha sostenido que actuó dentro de la ley y que declaró oficialmente los bienes personales recibidos durante sus viajes. Según sus abogados, estos objetos deberían formar parte de su colección privada y no del patrimonio del Estado. Sin embargo, una decisión del Tribunal de Cuentas Federal (TCU) en 2016 estipula que los objetos de lujo recibidos por funcionarios públicos deben incorporarse a la colección pública del Estado, exceptuando aquellos de carácter muy personal, categoría en la que no se incluyen las joyas.
El caso también involucra a un militar de confianza de Bolsonaro, quien presuntamente vendió un reloj Rolex a pedido del expresidente, entregando el pago del mismo a Bolsonaro o a la primera dama.
La decisión ahora recae en la Fiscalía General de la República, que deberá evaluar si se presentan cargos formales contra Bolsonaro o si el caso será archivado. Bolsonaro ha negado enérgicamente cualquier irregularidad, pero el avance de este proceso legal será crucial para su futuro político y la percepción pública de su administración.