El jueves por la mañana, en las playas de Dockweiler, al oeste del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, equipos de la ciudad trabajaban para desmantelar campamentos improvisados que se habían instalado en la arena. El sonido de las máquinas y el aroma a tierra mojada eran evidentes en el área.
La limpieza comenzó a las 7 de la mañana y se prolongó hasta la tarde. Durante este tiempo, camiones de volteo recogieron grandes cantidades de basura, carpas, ropa y otros objetos. El personal municipal trabajó en el área, eliminando los restos de los campamentos improvisados.
Las preocupaciones por la salud y la seguridad, expresadas por los vecinos, habían impulsado la operación. Sin embargo, la perspectiva de una solución permanente era incierta. "Lo que veo es una solución temporal," comentó Lucy Han, cofundadora de la organización comunitaria 'Friends of the Jungle'. "La ciudad vendrá, limpiará, pero la gente volverá. Recogerán sus cosas, dejarán la basura y se irán a la siguiente cuadra, solo para regresar al día siguiente."
La controversia no se limita a la falta de recursos. La responsabilidad de la limpieza también se encuentra en la cuerda floja. La playa es propiedad del estado, pero se ubica dentro del Distrito 11 del Concejo Municipal, liderado por Traci Park, quien señaló que: "Los campamentos seguirán regresando a menos que la ciudad reciba apoyo del estado y el condado para hacer cumplir las prohibiciones de acampar."
Para quienes habitaban los campamentos, se ofreció asistencia. Sin embargo, la cantidad de personas que la aceptaron sigue siendo desconocida. La imagen que quedó, al final del día, fue la de un espacio vaciado, una huella efímera de una realidad compleja que parece destinada a repetirse.