El ataque, que tuvo lugar en el densamente poblado barrio de Dahiya en el sur de Beirut, fue el más mortífero en la capital libanesa en décadas.
El ataque aéreo israelí, descrito como un ataque selectivo contra Ibrahim Akil, un comandante de la fuerza de élite de Hezbollah, Radwan Force, mató a 11 operativos de Hezbollah, según el portavoz militar israelí, el almirante de división Daniel Hagari. Akil, conocido por su papel en el bombardeo de 1983 a la embajada de los Estados Unidos en Beirut y el secuestro de rehenes estadounidenses y alemanes en la década de 1980, tenía una recompensa de 7 millones de dólares por su cabeza por parte del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Las autoridades libanesas reportaron al menos 14 muertos y decenas de heridos en el ataque, que derribó el edificio de apartamentos donde Akil se reunió con otros militantes en el sótano. En respuesta, Hezbollah confirmó la muerte de Akil, describiéndolo como un "gran líder yihadista" y prometió venganza por su muerte.
El ataque aéreo israelí, que tuvo lugar durante la hora pico, provocó escenas de caos y desesperación en Beirut. Los equipos de rescate trabajaron hasta altas horas de la noche para retirar los escombros y llegar al sótano del edificio, donde aparentemente se encontraron muchos de los cuerpos.
El incidente ha provocado una oleada de condena por parte de la comunidad internacional, quienes han instado a la moderación y han pedido que se evite una escalada de la violencia. La ONU ha llamado a todas las partes a "actuar con moderación y responsabilidad", mientras que la Unión Europea ha expresado su "preocupación por el creciente conflicto" en la región.
El ataque aéreo israelí ha sido visto como un intento de debilitar a Hezbollah y enviar un mensaje contundente a la organización militante. Sin embargo, el ataque también podría tener consecuencias impredecibles, ya que podría inflamar aún más las tensiones entre Israel y Hezbollah, aumentando el riesgo de un conflicto a gran escala.
Mientras tanto, la situación en Gaza sigue siendo tensa, con el ejército israelí intensificando su ofensiva en el territorio. El Ministerio de Salud de Gaza ha informado que al menos 41,000 palestinos han muerto en los combates, lo que ha generado una creciente condena internacional por la destrucción y el sufrimiento causados por la guerra.