La situación es tan grave que las autoridades locales declararon a la ciudad como zona de desastre, un título que refleja la trágica realidad que viven sus habitantes.
Las últimas semanas han sido un infierno para los habitantes de Beit Lahiya, que han sido sometidos a una lluvia de ataques aéreos que no parecen tener fin. Estos bombardeos han dejado un saldo de cientos de muertos y miles de heridos, un panorama que conmociona a la comunidad internacional.
"Estamos hablando de una ciudad sin comida, sin agua, sin hospitales, sin médicos, sin servicios, sin comunicaciones", declaró el municipio de Beit Lahiya en un comunicado. La situación es tan crítica que la ayuda humanitaria no puede llegar a la zona, creando un ambiente de desesperación y miedo.
La ONU ha calificado las condiciones en Beit Lahiya como "absolutamente desesperadas", mientras que organizaciones internacionales como Oxfam han denunciado el uso de la hambruna como arma de guerra, acusando a las fuerzas israelíes de impedir el acceso de ayuda a la población civil.
El panorama es desgarrador: familias enteras buscando refugio en medio de la destrucción, niños llorando por sus seres queridos y la incertidumbre sobre el futuro. La guerra en Gaza se está cobrando un precio muy alto en vidas humanas y el sufrimiento de la población civil no tiene límites.