Este año, la amenaza no tardó en materializarse, con dos incendios de gran magnitud que encendieron la alarma.
El Broad Fire en Malibu, aunque dramático por las imágenes de las casas reducidas a cenizas, encontró un enemigo natural en el océano, que frenó su avance. La Pacific Coast Highway, sin embargo, permaneció cerrada cerca de Malibu Canyon Road. El verdadero motivo de preocupación se encontraba en el condado de Ventura, donde el Mountain Fire se extendía con una furia descontrolada.
El fuego, alimentado por la vegetación seca y los fuertes vientos, devoraba las colinas con una velocidad aterradora. Para el mediodía, ya había consumido más de 1,000 acres, obligando a las autoridades a ordenar evacuaciones obligatorias. La rápida propagación del incendio y su origen en una zona con abundante vegetación seca, alimentaban el miedo y la incertidumbre.
La amenaza de los incendios, que se espera que persista hasta el jueves por la noche, pone a prueba la capacidad de resistencia de las comunidades locales. La lucha contra las llamas se convierte en una batalla constante para proteger vidas y hogares.