Las calles de Chicago, como en cualquier otra ciudad, esconden secretos entre sus adoquines. Pero a veces, estos secretos se vuelven demasiado oscuros para ser ignorados.
Un jueves por la noche, en el corazón del barrio de East Garfield Park, un silencio inusual se apoderó del callejón de la calle West Harrison, interrumpido solo por el sonido de las sirenas. Los oficiales de la policía de Chicago, alertados por un llamado de disparos, se encontraron con un escenario desgarrador.
En el oscuro callejón, un hombre, cuyo nombre aún permanece en el anonimato, yacía sin vida, víctima de un ataque que le arrebató la vida en un instante. Las marcas de las balas, como cicatrices de un pasado cruel,
se extendían sobre su cuerpo, contando una historia de violencia que no podía ser silenciada. Los detectives del Área 4, con el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, iniciaron una investigación para descubrir quién o qué había desencadenado esta tragedia.