La llamada, calificada como "productiva y constructiva" por ambas partes, se centró en temas de comercio y seguridad en las fronteras. Trump declaró que uno de sus primeros actos como presidente será imponer estos aranceles a los productos importados de México y Canadá, con la condición de que ambos países tomen medidas para frenar la inmigración ilegal y el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
Según Trudeau, la conversación abordó la importancia de los fuertes lazos económicos y la cooperación entre ambos países. "Se discutieron las áreas en las que ambos gobiernos podrían trabajar juntos para enfrentar los retos del comercio internacional y la seguridad fronteriza", afirmó el primer ministro canadiense.
Los aranceles propuestos por Trump fueron recibidos con alarma por varios políticos canadienses, especialmente por aquellos que provienen de provincias como Quebec y la Columbia Británica, que dependen en gran medida del comercio con Estados Unidos. Se estima que alrededor del 75% de las exportaciones canadienses tienen como destino el mercado estadounidense, lo que hace que las medidas propuestas por Trump representen un riesgo significativo para la economía de Canadá.
Por su parte, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, reaccionó al anuncio de Trump asegurando que México tomará medidas para evitar la imposición de aranceles. "México está comprometido en combatir la migración indocumentada y el tráfico de drogas, y que informarán a Trump sobre las acciones que se están tomando en ese sentido", destacó Sheinbaum.
Las discusiones sobre el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) continúan siendo una preocupación clave para los tres países. Las autoridades canadienses, en particular, han expresado inquietud por la expansión del comercio de China a través de México hacia su territorio, lo que ha llevado a algunos políticos a cuestionar la efectividad del T-MEC y a sugerir su posible modificación en futuras revisiones.