El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, fue el protagonista de esta misión diplomática. Su destino era el club Mar-a-Lago, propiedad del presidente electo Donald Trump. La cena que se avecinaba sería un encuentro importante, ya que Trump había amenazado con imponer aranceles a los productos canadienses, lo que podría tener un impacto significativo en la economía de Canadá.
Según una fuente cercana a los planes de la cena, "Trump y Trudeau estarán acompañados por varios candidatos clave del equipo de Trump, incluyendo al secretario de Comercio, secretario del Interior y asesor de seguridad nacional". Esta reunión sería una oportunidad para que Trudeau abordara directamente el tema de los aranceles y buscara una solución que beneficiara a ambos países.
Antes de su partida, Trudeau había expresado su confianza en que podría resolver el problema de los aranceles a través del diálogo. "Estoy dispuesto a hablar con Trump y encontrar una solución que sea beneficiosa para ambos países", había dicho. Ahora, con la cena a punto de comenzar, todo estaba listo para que se produjera un encuentro que podría marcar un punto de inflexión en las relaciones comerciales entre Canadá y Estados Unidos.