El New York Times reportó la apertura de al menos tres investigaciones sobre Elon Musk y su compañía, SpaceX. La razón: presuntos incumplimientos en el reporte de información obligatoria para acceder a secretos de Estado. Desde 2021, Musk y SpaceX aparentemente no han detallado sus viajes internacionales, reuniones con líderes extranjeros, ni su historial de consumo de sustancias, tanto legales como ilegales; un requisito fundamental para la autorización de acceso a información clasificada.
A pesar de estas omisiones, la Agencia de Defensa para Contrainteligencia y Seguridad de EE.UU. le otorgó a Musk acceso a información altamente confidencial. El proceso, según el NYT, tardó más de dos años, un tiempo inusualmente prolongado. Sin embargo, la situación dio un giro cuando la Fuerza Aérea de EE.UU. rechazó recientemente su solicitud para acceder a información de seguridad del nivel más alto. La situación ha generado preocupación en al menos nueve países, incluyendo Israel, sobre el acceso de Musk a datos sensibles.
La respuesta de Musk a través de su red social, X, fue contundente: “Los traidores del estado profundo me están persiguiendo, usando sus cómplices a sueldo en los medios tradicionales. Prefiero no empezar peleas, pero sí las termino.”
El Wall Street Journal añadió otro elemento a la controversia. Señala que los abogados de SpaceX han advertido a Musk contra la búsqueda de una categoría superior de acceso a información confidencial. El informe cita el reconocido consumo de marihuana y ketamina por parte de Musk, además de rumores sobre el uso de LSD, éxtasis y hongos alucinógenos, como factores de riesgo. Sus frecuentes contactos con líderes extranjeros, incluyendo Vladímir Putin, también agravan la situación. Los abogados temen que una solicitud fallida de mayor acceso podría resultar en la revocación de sus permisos actuales.
Dentro de SpaceX, el NYT informa sobre la preocupación de algunos empleados por el acceso de Musk a información confidencial —SpaceX lanza satélites militares estadounidenses—. Algunos empleados que expresaron sus inquietudes, según el reporte, fueron despedidos o forzados a renunciar. SpaceX, por su parte, asegura al Departamento de Defensa que Musk no participa en reuniones donde se trata información de máxima seguridad. La posibilidad de que Donald Trump, próximo presidente, otorgue a Musk un acceso irrestricto a información confidencial, considerando su cercanía con el magnate, añade otra capa de complejidad a este caso.
La situación plantea interrogantes sobre el equilibrio entre la seguridad nacional y el acceso a la información en el contexto de las relaciones entre el sector privado y el gobierno, especialmente cuando involucra a figuras de alto perfil con una amplia influencia global.