En el epicentro de esta polémica se encuentra el gobernador de Texas, Greg Abbott, quien recientemente presentó una agresiva campaña publicitaria desplegada en México y Centroamérica. La iniciativa, parte de la Operación Estrella Solitaria, busca disuadir la migración ilegal a través de carteles con mensajes contundentes y, para muchos, controversiales.
La campaña, con un presupuesto estimado en 100 mil dólares, incluye carteles en múltiples idiomas, incluyendo español, ruso, chino y árabe. Los mensajes, directos y en ocasiones alarmantes, advierten sobre las consecuencias de cruzar la frontera ilegalmente. Entre las frases más impactantes destacan: “Si cruzas a Texas ilegalmente, lo lamentarás para siempre” y “Tu familia pagará el precio”. Otros mensajes se centran en los riesgos de la trata de personas, con frases como: “¿Cuánto pagaste para que violen a tu hija? Muchas niñas son violadas por los coyotes.”
La estrategia de Abbott se enmarca en un contexto político complejo, con una estrecha alineación con el presidente electo Donald Trump. Ambos mandatarios han manifestado una postura dura contra la inmigración ilegal, y Texas se ha comprometido a colaborar activamente en las políticas de deportación que se implementarán a partir de enero de 2025. Esta colaboración incluye la oferta de terrenos para la construcción de nuevos centros de detención.
Más allá de la publicidad, la Operación Estrella Solitaria incluye otras medidas, como la instalación de barreras físicas en la frontera y el despliegue de la Guardia Nacional de Texas y agentes del Departamento de Seguridad Pública. Desde su inicio, esta operación ha reportado la detención de más de 500 mil personas y numerosos arrestos relacionados con delitos como el tráfico de drogas y la trata de personas. Sin embargo, organizaciones como Human Rights Watch han denunciado las consecuencias negativas de estas políticas en la salud e integridad física de los migrantes.
La campaña publicitaria de Abbott añade otro elemento a este complejo panorama. Mientras algunos la ven como una medida necesaria para frenar la inmigración irregular, otros critican su enfoque, considerándolo alarmista y potencialmente dañino en términos de relaciones internacionales y consecuencias humanitarias. El debate sobre su efectividad y ética seguirá abierto, acompañando el continuo flujo migratorio a través de la frontera.