Esta inversión, reportada por Reuters, coloca a Musk como un actor clave en el escenario político estadounidense, extendiendo su influencia más allá de sus logros en Tesla y SpaceX.
El giro inesperado llega con las declaraciones de Donald Trump a The New York Post, donde afirmó: “He sido un creyente de las visas H-1B. Las uso muchas veces. Es un gran programa”. Esta postura contrasta con sus declaraciones anteriores, y ha desatado una ola de reacciones.
¿La razón detrás de este cambio de opinión? Trump ha aclarado que su experiencia personal con el programa, utilizándolo en sus negocios inmobiliarios y hoteleros, lo ha convencido de su eficacia para atraer talento extranjero altamente calificado. Esto, sin embargo, ha exacerbado la división ya existente dentro del movimiento conservador.
Figura central en este debate es Elon Musk, quien no solo ha invertido fuertemente en la campaña de Trump, sino que también ha sido un beneficiario del programa H-1B. Él mismo lo ha reconocido públicamente, y ha defendido enérgicamente el programa en redes sociales, prometiendo una "guerra" contra los sectores antiinmigración. De hecho, este año, Tesla obtuvo 724 visas H-1B, según datos de Reuters.
Por otro lado, figuras como Steve Bannon, ex asesor de Trump, se han opuesto ferozmente al programa, calificándolo como una amenaza para la "civilización occidental" y criticando a los "oligarcas de la tecnología" por apoyarlo. Esta división interna en el movimiento conservador refleja una tensión entre el discurso antiinmigración y la necesidad de talento especializado en sectores como la tecnología.
El nombramiento de Sriram Krishnan, un asesor de origen indio especializado en inteligencia artificial, como consultor en el entorno político de Trump, ha añadido otro elemento al debate. Las críticas surgieron de sectores de derecha que vieron una posible influencia en las políticas migratorias futuras. Musk respondió diferenciando entre "inmigración legal e ilegal", según Reuters.
La interacción entre la inversión de Musk, las declaraciones de Trump y las posiciones contrarias de figuras como Bannon, pintan un panorama complejo que va más allá de la simple aprobación o rechazo de las visas H-1B, revelando las tensiones internas en el partido Republicano y el creciente peso de la industria tecnológica en la política estadounidense. El futuro de las visas H-1B, y la influencia de figuras como Musk y Trump, seguirán siendo temas de debate.