El nombre que ha desatado la tormenta es Tommy Robinson, un activista británico de extrema derecha cuyo nombre real es Stephen Yaxley-Lennon. Su figura, ligada a grupos como la Liga de Defensa Inglesa (EDL), está envuelta en una maraña de controversias legales. Robinson acumula un historial de enfrentamientos con la justicia británica, con cargos que incluyen agresión, fraude y, crucialmente, desacato al tribunal por la difusión de acusaciones falsas contra un refugiado sirio, Jamal Hijazi, lo que le costó una condena de 18 meses de prisión. Este caso, además, le implicó una multa de 100,000 libras esterlinas por difamación en 2021, con una prohibición explícita de repetir las acusaciones, prohibición que, según las cortes, ignoró reiteradamente.
Pero la historia no termina ahí. Entra en escena Elon Musk, CEO de Tesla y propietario de la plataforma X. Musk, con sus declaraciones en su propia plataforma, ha incrementado el debate al pedir la liberación de Robinson, cuestionando la legitimidad de su condena con la frase: “¿Por qué Tommy Robinson está en una prisión de confinamiento solitario por decir la verdad? Debería ser liberado, y aquellos que encubrieron esta injusticia deberían tomar su lugar en esa celda”. Esta intervención ha generado una ola de reacciones, tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos.
El apoyo de Musk a Robinson no es un hecho aislado. Se inserta dentro de una estrategia que, según diversos analistas, busca posicionarse en el ámbito político británico. Su acercamiento a figuras como Nigel Farage, líder del partido Reform UK, un partido de extrema derecha, y los rumores sobre posibles financiamientos al mismo, han intensificado las críticas. Este apoyo ha sido incluso calificado de “más allá de lo permisible” por miembros del propio partido de Farage, quienes temen que la asociación con Robinson les perjudique.
La conexión entre las extremas derechas de Estados Unidos y el Reino Unido se hace evidente en este caso. Personajes como el congresista republicano Paul Gosar han expresado su apoyo a Robinson, al igual que Donald Trump Jr., quien lo ha elogiado abiertamente. Esta interconexión trasciende las redes sociales y alcanza a la política tangible; varios parlamentarios británicos han pedido cambios en la legislación para regular las donaciones políticas de extranjeros a través de empresas.
Las repercusiones de este caso abarcan diversas esferas, desde el debate sobre la libertad de expresión hasta las implicaciones legales y políticas de las intervenciones de figuras influyentes en la política internacional. El caso, en su complejidad, presenta una panorámica de las tensiones políticas actuales y la creciente influencia del mundo digital en el ámbito político.