Aunque la noticia inicial podría centrarse en las críticas hacia Elon Musk por parte de líderes europeos, la situación es más compleja. La controversia comenzó con las declaraciones de Musk apoyando a Alice Weidel, candidata del partido ultraderechista alemán AfD, calificando al canciller alemán Olaf Scholz de "tonto" y al presidente Frank-Walter Steinmeier de "tirano antidemocrático". Estas declaraciones, difundidas a través de X, han generado una ola de indignación.
"Hay ciertos límites, especialmente cuando una plataforma se utiliza o se abusa de ella en ese contexto," indicó el portavoz comunitario Thomas Regnier de la Comisión Europea, destacando que se analizarán posibles riesgos para la democracia a raíz de las próximas elecciones alemanas, en virtud de la Ley de Servicios Digitales.
La respuesta no se limitó a la Comisión Europea. El presidente francés, Emmanuel Macron, fue contundente al acusar a Musk de “apoyar una nueva internacional reaccionaria” e interferir en las elecciones alemanas. Macron incluso alertó sobre una “internacional de reaccionarios” ligada a grandes intereses financieros, aprovechando las debilidades de las democracias liberales.
Las preocupaciones se extienden más allá de Francia y Alemania. El primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre, expresó su preocupación por la injerencia de Musk en asuntos internos de otros países, considerándola una práctica inapropiada entre democracias aliadas.
Incluso dentro de Alemania, la reacción es dividida. Christian Lindner, líder del FDP y exministro de Finanzas, a pesar de su previa admiración por Musk, acusó al magnate de intentar “generar caos” y debilitar al país con su apoyo a la ultraderecha.
El alcance de las críticas a Musk se extiende al Reino Unido, donde ha atacado al primer ministro Keir Starmer y a la viceministra Jess Phillips con acusaciones graves y sin fundamento. El gobierno británico ha defendido a Phillips contra la campaña de desinformación de Musk, destacando los peligros de propagar mentiras y amenazas.
Finalmente, las reacciones de líderes europeos ante las acciones de Elon Musk ponen de manifiesto la creciente preocupación por la influencia de las grandes tecnológicas en la política y la necesidad de regular su impacto en las democracias.