La víspera de Año Nuevo, Joseph Lynskey, de 45 años y reconocido DJ Joe Usher en el circuito musical neoyorquino, se disponía a celebrar. Un almuerzo con amigos, la promesa de una fiesta… pero el destino tenía otros planes. Mientras esperaba el tren local 1 en la estación West 18th Street, su vida dio un giro inesperado.
De pronto, un "empujón más fuerte", según sus propias palabras, lo lanzó a las vías del metro. Un tren 1 se aproximaba. El impacto le provocó cuatro costillas rotas, una fractura de cráneo, un bazo perforado y una conmoción cerebral. La escena, captada por cámaras de seguridad, muestra la brutalidad del ataque.
Kamel Hawkins, de 23 años, fue detenido y acusado de intento de asesinato y agresión. Se declaró inocente. El incidente, clasificado por la policía como aleatorio, generó una ola de preocupación entre los neoyorquinos, recordando otros episodios de violencia en el metro.
Lynskey, jefe de contenido y programación musical en Gray V, una empresa dedicada a la creación de música para negocios, pasó una semana hospitalizado. Su recuperación, aunque ardua, ha sido acompañada por la fisioterapia y el apoyo de sus seres queridos. Incluso el algoritmo de TikTok, irónicamente, le mostró el video del incidente apenas dos días después.
A pesar del trauma, Lynskey ha expresado su firme intención de volver a utilizar el metro. "Esta ciudad es mi hogar, y no me dejaré intimidar", afirmó en una entrevista al New York Times. Su experiencia, sin embargo, lo ha impulsado a exigir medidas más contundentes por parte de las autoridades para mejorar la seguridad en el sistema de transporte público de la ciudad.
El incidente ha generado un debate sobre la necesidad de aumentar la presencia policial, especialmente durante la noche, y sobre la mejora de las políticas de salud mental para abordar la raíz de este tipo de actos. Lynskey, tras su experiencia cercana a la muerte, ha encontrado un nuevo propósito: "Ser útil es algo en lo que realmente planeo concentrarme durante la próxima parte de mi vida".
Mientras tanto, el sonido del metro, una sinfonía de acero sobre rieles, sigue resonando en las profundidades de Nueva York, acompañando las historias de sus habitantes, unas alegres, otras dolorosas, pero todas, profundamente humanas.