Pero la mañana del 29 de enero, durante la festividad de Mauni Amavasya, considerada la más propicia para la purificación espiritual, la tragedia golpeó con fuerza. El evento, parte del Kumbh Mela, uno de los festivales religiosos más grandes del mundo, se vio ensombrecido por una estampida.
Según reportes del Hindustan Times y otros medios locales, al menos 15 personas perdieron la vida y varias más resultaron heridas de gravedad. La estampida ocurrió en la madrugada, mientras una inmensa multitud de peregrinos se dirigía a las aguas sagradas. El jefe de Gobierno de Uttar Pradesh, Yogi Adityanath, confirmó el incidente, mencionando que “algunos devotos sufrieron heridas graves al intentar cruzar una barricada en Akhara Marg”. Las autoridades, aunque confirmaron la cifra de muertos, aún no han ofrecido un recuento completo de heridos.
El primer ministro de la India, Narendra Modi, expresó sus condolencias a través de X (antes Twitter), lamentando la pérdida de vidas, pero sin detallar el número de víctimas. La magnitud del evento es asombrosa: se estima que entre 80 y 100 millones de peregrinos se encontraban en Prayagraj durante el Kumbh Mela, con una previsión inicial de 450 millones de visitantes a lo largo de sus seis semanas de duración.
El Kumbh Mela de 2023, ya había superado los 36 millones de baños en las aguas sagradas hasta las 10:00 a.m. del día de la tragedia, un número que refleja la inmensa congregación humana. La gran afluencia de personas, sumada a la presión por realizar el ritual en el día considerado más auspicioso, crearon una situación que lamentablemente terminó en tragedia. A pesar de los llamados de las autoridades para controlar la afluencia, un flujo constante de devotos continuó llegando a las orillas de los ríos.
Este suceso recuerda la estampida de 2013 en la estación de tren de Prayagraj, durante la edición anterior del Kumbh Mela, que dejó un saldo de 36 muertos. La gestión del flujo de peregrinos en eventos de esta magnitud presenta un reto de logística y seguridad de proporciones gigantescas. La experiencia de este Kumbh Mela plantea nuevas interrogantes sobre cómo asegurar la seguridad y el bienestar de millones de personas que buscan cumplir con sus prácticas religiosas.