El gobierno del presidente Trump está considerando suspender el programa de tarificación por congestión implementado en la ciudad de Nueva York en 2023. Esta medida ha generado tensiones entre las autoridades locales y federales.
El programa, aprobado por la legislatura de Nueva York en 2019, tiene como objetivo reducir el tráfico en el área de Manhattan y generar ingresos para financiar mejoras en el sistema de transporte público de la ciudad. Sin embargo, el presidente Trump se ha opuesto públicamente a la medida, argumentando que perjudica la economía de la ciudad.
El Departamento de Transporte de Estados Unidos está actualmente estudiando la posibilidad de retirar la autorización otorgada por la administración Biden en 2024. Si se aprueba la revocación, el programa podría suspenderse, lo que afectaría negativamente los ingresos destinados a mejorar el transporte público.
La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, defiende el programa, destacando sus beneficios en la movilidad urbana y la reducción del tráfico. El sistema de tarificación por congestión, que incluye un peaje de 9 dólares para vehículos que ingresan a Manhattan al sur de la calle 60, ha generado aproximadamente 500 millones de dólares para inversiones en infraestructura.
Sin embargo, la medida ha enfrentado resistencia pública, con más del 50% de los votantes del estado oponiéndose al programa, según una encuesta reciente de Siena College. Se espera que el impacto de la posible revocación del programa provoque un conflicto legal entre el estado de Nueva York y el gobierno federal.
Mientras se aguarda la decisión final que determinará el futuro del sistema de tarificación por congestión, el debate sobre su viabilidad en Nueva York continúa. Ciudades como Londres y Singapur han implementado con éxito esquemas similares, pero la efectividad del programa en el contexto de Nueva York sigue siendo un tema de discusión.